Las obras del proyecto Ivirizu espantan al oso andino y a turistas (LA PRENSA)

LA PRENSA. 2018-05-20:

Los Tiempos/Parque Carrasco:

Cascadas con agua cristalina y los miradores naturales con vista panorámica del Parque Nacional Carrasco ya no pueden competir con la maquinaria que invade el camino que nace a la altura del kilómetro 118 de la carretera antigua a Santa Cruz y finaliza en los Yungas de Vandiola.

La intensa actividad de trabajadores que operan palas mecánicas  y talan árboles transformó el camino que bordea el río Ivirizu. En marzo iniciaron las obras para construir el proyecto hidroeléctrico que lleva el mismo nombre, informaron los pobladores y dirigentes de Pocona.

“Antes se veían muchos turistas en la zona, sobre todo los fines de semana, era gente de la ciudad y otras partes del Bolivia que buscaban algo diferente, algo que sólo se puede encontrar en esta parte de Cochabamba”, afirmó Raúl Martínez, vecino de la zona.

Aunque no existe forma para medir la cantidad de turistas que se aventuran a ir al parque nacional, los comunarios consultados por Los Tiempos coincidieron al afirmar que las visitas al lugar cayeron entre octubre y noviembre de 2017, fecha en la que se empezó a construir el campamento de la empresa china Sinohydro, que construirá el proyecto hidroeléctrico.

“Hasta diciembre (de 2017), podías ver uno que otro oso andino (jucumaris), pero desde que hay  máquinas se han escapado, igualito que pasó con los cóndores”, lamentó Victoriano Ramos, un dirigente de Pocona.

Nilda Bustillos, que vive hace 20 años en la zona, indicó que la caída del turismo inició unas semanas antes del ingreso de los trabajadores, pero que se agravó con el avance de las obras.

“Han ensanchado todo el camino, han cortado árboles, antes se venía a pescar, a ver animales, pero ahora a quién le va a llamar la atención ver cemento y palas”, cuestionó.

Para el vicepresidente de la Cámara Regional de Turismo responsable de Rurrenabaque, Alex Villca, y también dirigente indígena que se resiste a la construcción de El Chepete- ElBala, las hidroeléctricas transforman la biodiversidad de las regiones en las que se instalan, provocando severas consecuencias en los atractivos naturales que no pueden ser recuperados a pesar de los esfuerzos públicos privados.

“Son medios para exterminar la biodiversidad, cambian el paisaje, erosionan áreas que antes estaban conservadas, entran empresas mineras a sacar todos los recursos del río, sólo son algunas cosas negativas”, afirmó.

Contrariamente, el alcalde de Pocona, Carlos Ramírez, informó que la Alcaldía espera la finalización del proyecto para potenciar el turismo con un plan integral que busque atraer, mantener y generar nuevos visitantes que no sólo vayan a las ruinas incaicas, sino que descubran el Parque Nacional Carrasco.

Indicó que se destina un promedio de 100 mil bolivianos al año para este objetivo, aunque no precisó mayores detalles.

CARLOS LÓPEZ

ANTECEDENTES

Amenaza para matriz turística

El secretario de comunicación de la Mancomunidad de Comunidades Indígenas de los Ríos Beni, Tuichi y Quiquibey, Alex Villca Limaco, advirtió  anteriormente que el proyecto hidroeléctrico El Chepete–El Bala obliga a cambiar la vocación turística comunitaria de las poblaciones y la dirige a  hacia una matriz industrial.

 

También señaló que entre 2007 y 2017, el turismo comunitario de la región fue afectado por políticas públicas migratorias impulsadas por el Gobierno central.

 

Villca mencionó que uno de los principales factores que ocasionó el declive del turismo comunitario fue la implementación de visa para ciudadanos de Estados Unidos que ingresen al territorio boliviano.

 

En 2007, se  promulgó un decreto que estableció el visado para ciudadanos estadounidenses  para ingresar a Bolivia.

 

7 meses es el tiempo que

llevan las obras del proyecto hidroeléctrico en el municipio de Pocona. Se estima que demorarán cuatro años.

 

“Existen casos de represas que generan el turismo negro”

Alex villca

Presidente de la Cámara Regional de Turismo Responsable de Rurrenabaque

“Las aseveraciones del Gobierno siempre va a tener un sentido positivo en cuanto al tema ambiental, económico y sociocultural de las hidroeléctricas,  pero la cruda realidad de estas obras, aunque no sean de gran magnitud como Ivirizu, es que van a generar sin duda una devastación del ecosistema.

El Gobierno asegura que en estos lugares se va a potenciar la cadena económica y el turismo, pero esto es totalmente opuesto al turismo sostenible y ecológico como en el Parque Carrasco.

Los únicos beneficiarios por las hidroeléctricas son los  grupos capitalistas con poder, con dinero. Mientras que las poblaciones locales y los indígenas son desfavorecidos y muchas veces se ven obligados a abandonar sus territorios, a dejar sus casas y sus actividades económicas para convertirse en ambulantes en otros espacios territoriales.

A pesar de ello, existen casos de represas que generan el turismo negro, aquel lugar donde antes era verde y era un ecosistema saludable termina siendo un embalse y la gente se da cita para conocerlos. Esta es la parte contradictoria que puede generar este tipo de proyectos.

Existe gente que no busca un turismo ecológico y sostenible,  sino que buscan espacios para ir a contemplar un paisaje que ha sido modificado, cambiado y devastado, al punto de haber generado desastres en las zonas  como consecuencia de la intervención del hombre.

También puede provocar la plantación de cultivos de coca, la apertura de caminos y la continuación de la deforestación.

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