Conversatorio: de los derechos de la Madre Tierra en la ONU a un mayor extractivismo (ANF)

La Paz, 2 mayo (ANF).- Desde que la Asamblea de Naciones Unidas aprobara por unanimidad el 22 de abril de 2009, el Día Internacional de la Madre Tierra, Bolivia optó por ir en contra-ruta, en un modelo de desarrollo marcado por la profundización del extractivismo, el avance acelerado de la deforestación, la expansión de la frontera agrícola destinada a la agroindustria y los biocombustibles, las vulneraciones a los derechos de los pueblos indígenas, entre otros aspectos.

 

A esas conclusiones arribaron los expositores del conversatorio sobre medioambiente y cambio climático, promovido por la Agencia de Noticias Fides (ANF). Del espacio de diálogo participaron: Kiyomi Nagumo del colectivo feminista Salvaginas; la comunicadora social y docente investigadora, Cecilia Requena; la periodista-editora de ANF, Jimena Mercado y el director de Fundación Solón y exembajador de Bolivia ante la ONU, Pablo Solón.

 

Estefani Tapia, académica en ciencias políticas y derecho internacional fue quien moderó el encuentro. Destacó que a pesar que el medioambiente no está visibilizado en la agenda política, es importante generar espacios de reflexión y debate sobre el mismo, ya que deriva de situaciones estructurales.

 

Las cifras son más que preocupantes para el caso boliviano: un ritmo de deforestación anual de 350 mil hectáreas al año, la subasta de más de 100 áreas de exploración hidrocarburífera, la apertura de las Áreas Protegidas (AP) a las actividades petroleras a través de la rezonificación de parques nacionales y reservas, la flexibilización al proceso de consulta a pueblos indígenas, campesinos y originarios, además de la creciente presencia de capitales extranjeros chinos en la explotación ilegal del oro en la Amazonía, son algunos aspectos que muestran esta realidad.

 

“Chaparina lleva a mi ruptura con Evo”

 

Pablo Solón, activista social desde los 16 años, y en temas ambientales desde el año 2000 con la “guerra del agua”, fue parte del Gobierno de Evo Morales entre 2006 y 2011. En su calidad de Embajador ante la ONU le tocó promover y liderar la aprobación de la resolución que presentó Bolivia para la declaratoria del Día Internacional de la Madre Tierra. Hoy es uno de los más férreos críticos a los megaproyectos hidroeléctricos.

 

Solón recuerda que no fueron sencillas las negociaciones para que se reconozcan los derechos de la Madre Tierra. “Fue una negociación de tres meses; Francia, por ejemplo, discrepaba porque decía que la madre tierra es un concepto religioso, es una creencia y las Naciones Unidas son una entidad que no puede adscribirse a una religión en particular”, menciona.

 

Para poder sortear esa posición y desvirtuar la idea de que el concepto de la Madre Tierra es una religión, Solón se reunió con Evo. “Le mostré al Embajador de Francia los documentos de la Agencia Espacial de la Unión Europea donde se enuncia que la tierra en un sistema auto regulado de funciones químicas, geológicas, biológicas y que funciona como si fuera un ente vivo. Después de esto el embajador aceptó y se aprueba por unanimidad”, señala.

 

Pero también recuerda que fue Evo Morales quien pronunció por primera vez el discurso para avanzar por los derechos de la madre tierra en la ONU. “Había una estrategia de promover el día y después los derechos de la madre tierra”, señala.

 

Solón también fue jefe de la negociación sobre el cambio climático entre 2010 y 2011, y representó a Bolivia en la convención marco de las Naciones Unidas “y uno de los temas centrales era el planteamiento de los derechos de la madre tierra para enfrentar el desequilibrio que se había creado a nivel planetario porque tratamos a la tierra como si fuera algo inerte a lo que podíamos explotar sin ninguna consecuencia”.

 

Pasaron diez años desde que se realizó la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra en Cochabamba, cuando se dio la conferencia de Copenhague en 2009, donde no se llega a un acuerdo. La declaración universal aprobada en Tiquipaya se convirtió en la Ley 071 de los derechos de la madre tierra.

 

Como consecuencia del delicado estado de salud de su madre, Solón renunció el 2011 al cargo de Embajador ante la ONU y retornó a La Paz. Sin embargo y a pesar que no compartía con el proyecto carretero por el medio del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) asegura que todavía conversaba con Evo Morales.

 

Sin embargo, llegó el punto de inflexión cuando se dio la brutal represión policial a la marcha indígena en Chaparina el 2011. “Ahí entramos a un nuevo nivel, lo de Chaparina era injustificable, eso lleva a mi ruptura con Evo Morales, desde entonces nunca más volvimos a hablar, y desde entonces vi que la situación avanza en el sentido contrario muy rápidamente”, revela.

 

Desde la Fundación Solón, el activista ha contribuido a generar espacios de debate, estudios y análisis sobre la situación del modelo desarrollista del Gobierno de Evo Morales y los graves riesgos que enfrentan zonas altamente sensibles como la Amazonía, así como las irreparables consecuencias que tendrían las represas del Chepete, Bala, entre otras.

 

“El discurso ecologista fue instrumentalizado”

 

Cecilia Requena, ecologista, humanista y planetarista, está consciente de los altos costos que deben pagar quienes defienden la naturaleza y el medioambiente. No obstante, considera que las resistencias desde el área rural son mucho más duras debido a una especie de “analfabetismo ecológico”.

 

Sin embargo, la investigadora pone el matiz a la historia de Pablo Solón y la cumbre de los pueblos indígenas. “En Tiquipaya ya se tenía la mesa 18; el problema del TIPNIS estaba. Mientras la plenaria oficial se reunía con Naomi Klein, había una mesa clandestina que estaba denunciando lo que estaba pasando en el TIPNIS y Fernando Vargas estaba ya siendo agredido”, menciona.

 

A criterio de Requena, hay un análisis de fondo tras de ese hecho, pues considera que en algún momento el discurso ecologista fue instrumentalizado porque se lo confundió con una renovada forma de enmarcar el tradicional discurso de la izquierda que había perdido su sujeto histórico, que era en su momento el indígena y Evo se levantó con eso.

 

“Y el Pablo fue muy efectivo en ayudarlo en hacerse la imagen de héroe internacional de la madre tierra. La asamblea de la ONU lo declaró héroe mundial de la Madre Tierra a Evo Morales”, cuestiona en clara alusión.

 

En análisis de la experta en cambio climático, se ha generado una imagen falsa de Evo Morales, y ni él, ni su Gobierno entendió muy bien de lo que estaban haciendo.

 

“Era más o menos una forma de denunciar el capitalismo, la globalización, que me parece muy válido (…). Había una idea que la nacionalización de los recursos naturales –que es un mito muy viejo- era la solución, pero nuestra riqueza esta en los recursos naturales que además es bosque, minería, hidrocarburos y tierras”, señala.

 

No entendieron, según Requena, que esa nacionalización de los recursos hidrocarburíferos estaba en clara contradicción con el discurso de la madre tierra, porque de otro modo no hubieran actuado como hasta ahora.

 

Sin embargo, Solón observa, que el afirmar que Evo instrumentalizó un discurso de defensa de la madre tierra e hizo lo contrario, es una explicación simplista.

 

“Creo que lo que pasó es que en el proceso de cambio hubo diferentes corrientes y tendencias y el poder de Evo era mucho menor en un principio de lo que es ahora; y por eso tenemos un primer plan que apunta en una dirección distinta, tenemos artículos en la Constitución que son un avance en términos medioambientales”, afirma.

 

Requena insiste que es urgente debatir los temas estructurales que hacen al modelo económico, lo cual plantea un cambio en la estructura económica del país.

 

“Lo que tenemos es un extractivismo inviable en el largo plazo que es la minería, mono cultivos e hidrocarburos. Si realmente retomamos el paradigma y la impugnación ecologista a la económica, al desarrollo, al crecimiento económico indefinido, al desarrollo entendido como el crecimiento del PIB, como crecimiento del consumo y de la producción, todo eso es lo que está en cuestión”, plantea.

 

Mayor persecución a las luchas “feminizadas”

 

Kiyomi Nagumo del colectivo feminista Salvaginas en una abierta interpelación a las políticas económicas y la profundización del extractivismo apunta a la masculinización de los espacios de negociación y la sobrecarga del trabajo que se da en las mujeres por una cuestión de roles dentro de la sociedad, como aspectos que afectan las luchas de las defensoras de los derechos humanos y la naturaleza.

 

“Nos sentimos parte de algunas luchas y resistencias y es importante empezar a visibilizar estas sobrecargas. Algo que me gustaría mencionar en los contextos actuales es la persecución a las defensoras, no solo porque se trata de que la lucha se ha feminizado sino, que siempre ha estado protagonizada por mujeres, lo que pasa es que ahora se visibiliza más”, menciona.

 

A criterio de Nagumo, los mecanismos de negociación han sido pensados en los hombres porque se cree que la dirigencia masculina “es más corruptible”, más fácil de generar negociaciones.

 

“Las mujeres no tienen cabida en ese proceso; lo que se ha dado en los casos de El Bala, Chepete y Tariquía, luchas territoriales, Cachuela Esperanza, etcétera, tiene que ver porque son mujeres incorruptibles, donde se ha dado una persecución hacia ellas por una violencia estructural y que lo hemos vivido a nivel general, el tema que empieza con la violencia simbólica diciendo que son pagadas por ONGs, hay acoso político”, afirma.

 

Si son dirigentas mujeres es porque han estado con uno o con otro se hace un desprestigio a nivel sexual y eso es muy fuerte”, advierte la activista.

 

A las dirigentes, las amenazan y amedrentan desde el nivel familiar -advierte Nagumo- y lo que hacen con sus familias. Entonces, las dirigentes tienen que mostrarse fuertes a la hora de presentar la lucha.

 

“Pero en aspectos cerrados, reuniones cerradas cuando se habla de manera más fraterna ellas expresan que es duro mostrar que tienen que ser fuertes; tienen problemas económicos, problemas con sus maridos y tienen que soportar acoso político”, señala.

 

Cita como uno de los ejemplos más evidentes el acoso político ejercido desde el Gobierno en contra de la líder indígena, Ruth Alípaz de la Mancomunidad de Comunidades Indígenas de los ríos Beni, Tuichi y Quiquibey.

 

“A las mujeres se les hace una nueva designación; como la tierra tiene que estar al cuidado de la mujer, la lucha tiene que estar liderada por ella, esto genera una sobre carga porque además para ser dirigente tienes que cumplir ciertas condiciones, tiene que estar respaldada por un compañero, si tiene hijos de qué edades son y si pueden sustentar la resistencia económicamente”, explica.

 

La activista califica al Estado boliviano como feminicida, porque no solo incrementó el nivel de violencia hacia la mujer, sino que está tratando de eliminarse a pueblos indígenas. “Esto viene desde la Constitución”, dice.

 

Extractivismo nos llevó a la inseguridad de Estado

 

La periodista Jimena Mercado se centró en sus reportajes de investigación periodística que develaron sociedades ilegales entre capitales extranjeros chinos y colombianos con cooperativas auríferas locales en la explotación del oro en los ríos Kaka y Beni en el norte de La Paz.

 

Fruto de varias a incursiones de alto riesgo por tierra, aire y río, la periodista evidenció la ausencia del Estado en zonas mineras controladas por grupos irregulares armados financiados por cooperativas. Los trabajos pudieron ser financiados con fondos concursables de investigación periodística.

 

A partir de unos documentos confidenciales de YPFB y la china BGP, que registraron hechos sobre indicios de la presencia de un pueblo no contactado en el norte paceño, en la provincia Abel Iturralde en el área de exploración sísmica en busca de hidrocarburos, es que la reportera se trasladó hasta la comunidad Las Mercedes.

 

Reconstruyó los hechos a partir de los testimonios de los monitores socioambientales indígenas. Con varias fuentes documentales, testificales y audiovisuales, Mercado publicó el trabajo: Gritos desde la Amazonía alertan de un posible etnocidio.

 

“Tras esta experiencia en la que se evidenció la falta de sensibilidad para abordar temas vinculados a los pueblos en alta situación de vulnerabilidad, estaba más convencida de la fuerte presión sobre la Amazonía y decidí investigar lo que estaba sucediendo con la explotación del oro”, relata.

 

Se trazó así una serie de incursiones al norte de La Paz, al departamento de Beni y también a la provincia Inquisivi, pasando por Sud Yungas, La Asunta hasta llegar a Arcopongo, una zona controlada por ilegales”, señala.

 

La investigadora señala que claramente la fiebre del oro no sólo generó actividad ilegal con grave impacto social, ambiental y económico para el país, sino también criminal, pues en zonas de pugnas como Arcopongo incluso hubo el año pasado enfrentamientos con armas de fuego que derivaron la muerte de un comunario y varios heridos.

 

“Un asunto tan grave como la explotación ilegal del oro también se ha traducido en un tema de seguridad de Estado que el propio Ministro de Defensa lo ha reconocido cuando dijo que hay organizaciones criminales que controlan la zona, al referirse al norte de La Paz donde enormes dragas chinas y colombianas operan en áreas mineras otorgadas a cooperativas”, reflexiona.

 

Una serie de trabajos reflejan la contribución periodística: “Chinas y colombianas explotan de manera ilegal oro en la Amazonía, tras la fachada de cooperativas”“Nueva fiebre de oro: la explotación ilegal entre dragones chinos y cooperativas”“Dragas chinas llegan a Cachuela Esperanza de la mano de una empresa para explotar oro por 30 años”.

 

Al término del conversatorio, Estefani Tapia, una joven profesional inmersa en varios voluntariados, destaca la importancia de que las nuevas generaciones vayan tomando conciencia de los problemas estructurales del país.

 

“Los jóvenes ahora tienen otra mentalidad de acción individual para cambiar el mundo. Se debe generar cambio de conciencia en los jóvenes para cambiar las cosas en el fututo. No se está generando la conciencia que se debería en los jóvenes, no se está llegando a esa sensibilidad”, observa.