El Espectador • Megapresas y el sector financiero: Caso Hidrotuango
PALABRAS CLAVE: HIDROITUANGO – INVERSIONES – LÍNEA DE CRÉDITO – GRUPO BID – BANCOS CHINOS – ICBC China
YOLIMA VARGAS GARZÓN (BLOGS EL ESPECTADOR)
Julio 9 de 2018
Las hidroeléctricas son una opción sostenible de producción de energía. Sus beneficios son conocidos y en comparación a otros métodos no renovables de producción de energía como el carbón o el petróleo son de lejos una mejor opción.
Pero lo que ha estado sucediendo en Colombia con megapresas como el Quimbo o Hidrotuango, además de otros referentes en Latinoamérica como el polémico caso del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca en Honduras o la represa Belo en Brasil, hacen urgente preguntarse en qué momento estos proyectos dejaron de ser una alternativa de producción sostenible de energía en Latinoamérica, para convertirse en proyectos generadores de grandes conflictos socioambientales y de catástrofes artificiales.
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El punto de quiebre pareciera estar en el origen y razón de ser de estas hidroeléctricas asociadas a megapresas, que aunque se clasifican como energías renovables no dejan de ser megaproyectos con fuertes impactos. El beneficio de la oferta hídrica y energética que puedan traer a un país y a sus habitantes pasa a un segundo plano, lo más importante es la rentabilidad que se sustenta en la rapidez con que un proyecto pueda empezar a generar ganancias, así como a las actividades para las que será destinada la producción de energía y abastecimiento de agua: exportación o sustento de actividades extractivistas como la minería, hidrocarburos o agroindustria.
Pero el problema no es la intención de que este negocio sea próspero y rentable. El principal inconveniente es que no se ha logrado alcanzar la deseada sostenibilidad y a cambio se ha impuesto una visión de ganancia al precio que sea.
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A propósito de los acuerdos y compromisos para combatir el cambio climático y disminuir las emisiones de CO2, en la última década ha explotado un boom por “las energías renovables”.
Debido a su potencial hídrico, el sector financiero internacional se volcó hacia Latinoamérica a invertir en hidroeléctricas asociadas a megapresas. Según la base de datos de BNAmericas (2016) “más de 50 proyectos se encuentran en distintas etapas de desarrollo en 11 países, 14 de ellos iniciativas a gran escala que generarán una capacidad adicional de 31GW con una inversión de US$43.600 millones”. Según las mismas cifras solo en Colombia habría proyectadas 62 hidroeléctricas: 6 en operación, 31 en estudios de prefactibilidad y 8 en estudios de factibilidad.
Pero los resultados no han sido muy favorables, según un estudio de Michael Place (2016), el 75% de estos proyectos hidroeléctricos presentan retrasos y sobrecostos debidos en su mayoría a “cambios en el diseño, mal manejo financiero y oposición de la comunidad”. Una explicación puede ser que las metas de rentabilidad que se imponen como condición para otorgar los créditos resultan ser muy ambiciosas. Pareciera que es imposible cumplir las condiciones de los inversores y al mismo tiempo lograr la sostenibilidad.
Al acelerar el desarrollo de los proyectos se crean grandes conflictos ambientales y sociales, que a su vez derivan en los retrasos y pérdidas.
Retrasos y sobrecostos impactan a 75% de los proyectos hidroeléctricos en A. Latina
En un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo – BID (2018) se advierte que la incorrecta identificación, mitigación y manejo de impactos ambientales y sociales puede afectar el costo y cronograma de los proyectos hidroeléctricos, pudiendo incluso determinar su viabilidad (BID, 2018., p. 35)
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Pero a pesar de que los organismos multilaterales tengan controles y hagan esfuerzos para garantizar que los proyectos en los que invierten cuenten con licencia ambiental y social, en la práctica nada de esto está funcionando.
En el caso de Colombia puede entenderse con facilidad, pues en un afán de los gobiernos por ser atractivos para los inversionistas, a lo largo del tiempo se han flexibilizado los controles ambientales al punto de ser precarios y muy poco eficientes.
Este escenario es común en toda Latinoamérica y se justifica en el argumento de que los controles ambientales son muy exigentes y detienen los proyectos de desarrollo.
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Pero los resultados de fracaso de los proyectos hidroeléctricos (entre otros) podría estar mostrando lo contrario. En el 2015 la contraloría de Colombia advertía que no había un control eficiente y eficaz del licencimiento ambiental, y a hoy Colombia ya se ha enfrentado a tres emergencias de magnitud catastrófica: el derrame en un pozo de petróleo abandonado “La Lizama”, el derrumbe de un puente “Chirajara” y el colapso de la represa de “Hidrotuango”.
Megaproyectos y desastres ambientales: ¿qué está pasando?
Proyecto hidroeléctrico Ituango
Según Darío Valencia (2018) la historia de Ituango data de la década de los 60s cuando llegó a oídos de la EPM la idea de crear una central eléctrica en el río Cauca. Fue hacia finales del 2012 que la EPM logró su financiación y el proyecto se materializó con una adjudicación polémica, que pasó por tutelas y denuncias a la transparencia del proceso; la idea era que el proyecto comenzara a operar en el 2018 y se finalizara en el 2021 (El Espectador, 2012).
La situación actual del proyecto es catastrófica y ha desatado una emergencia social y ambiental sin precedentes en Colombia como resultado de fallas en la construcción de la represa, que podrían estar asociadas también a un mal manejo geológico y ambiental. Existen más de 13 mil personas que han tenido que ser evacuadas de forma preventiva ante el riesgo de avalancha por fractura de la presa y durante la catástrofe se han presentado cinco asesinatos, tres de ellos de líderes que se oponían al proyecto. El más reciente sucedió el pasado 7 de junio.
Finalmente la Agencia Nacional de Licencias Ambientales de Colombia – ANLA, como una medida preventiva ordenó la suspensión de la construcción, llenado y operación del embalse del proyecto Ituango, permitiendo solo las obras para superar la emergencia que se vive en el país desde el 28 de abril. La medida se mantendría hasta tanto no haya un informe de peritos expertos, nacionales o extranjeros.
Entidades financieras que sostienen Hidroituango
Según datos de AIDA, el mayor promotor financiero de Ituango ha sido el Grupo BID. En el año 2012 se invirtieron 2 millones de dólares en cooperación técnica al Estado colombiano y en el 2016 550 millones de dólares en inversiones directas a Empresas Públicas de Medellín (EPM).
En el mes de diciembre del año 2017, el proyecto hidroeléctrico de Ituango recibió además una línea de crédito por otros mil millones de dólares por parte del BID invest, de los cuáles 650 fueron entregados por el BBVA y el Banco Santander (Ecologistas en Acción, 2018), además de aportes de múltiples bancos europeos como:[KfW IPEX – Alemania, BNP Paribas – Francia, BBVA, asiáticos [ICBC – China, Sumitomo Mitsui – Japón] y un banco canadiense [CDPQ – Quebec] (Adida, 2018).
Problemática y denuncias
Hidrotuango es una caja de pandora de una complejidad enorme. En esta megapresa convergen muchos factores generadores de conflictos sociales y ambientales que han sido obviados de manera sistemática por el grupo BID y sus inversionistas, sin embargo es bueno aclarar que gran parte de la responsabilidad recae sobre el gobierno de Colombia, pues los inversores se basan en las licencias sociales y ambientales que las entidades responsables le han otorgado al proyecto, como garantía de financiación.
Desde el origen ha habido constantes y numerosas denuncias sobre el mal manejo ambiental, social e ingenieril de la obra, que con el desastre que se vive hoy cobran todo el sentido. Se ha criticado con vehemencia por parte de ambientalistas y académicos, el que esta obra haya recibido una licencia ambiental mientras otros proyectos muy similares, aguas arriba de Ituango, fueron rechazados; pero lo más grave es que la licencia haya sido otorgada cuando el proyecto aún estaba en su fase de factibildiad y no tenía un diseño final.
UN ANÁLISIS: Hidroituango (Minuto 9)
Es importante anotar que en el cañón del río Cauca, área de influencia de la represa, se ha librado una guerra violenta y sangrienta por la posesión del territorio que ha involucrado a grupos paramilitares, grupos guerrilleros y fuerzas del Estado. Según fuentes confiables de Arellana (2018), de manera oficial en los 12 departamentos de influencia de Hidrotuango existen reportadas 622 víctimas directas de desaparición forzada y hasta octubre del 2017 se habían exhumado 159 cuerpos de los que, hasta entonces solo habían sido identificados 84.
¿Y los desaparecidos del cañón del río Cauca?
El 29 de mayo del 2018 Susanne Breuer, experta en temas de Latinoamérica del grupo alemán MISEREOR, denunciaba que las inundaciones no planificadas de la represa harían imposible ubicar y recuperar un gran número de estos cuerpos, lo que podría impactar de manera negativa el proceso de paz, al negarle a las familias de los desaparecidos el derecho a la verdad y la reparación.
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Situación de emergencia de los afectados
En el programa UN Análisis expertos de la Universidad Nacional de Colombia advierten que el riesgo de ruptura de la presa de Ituango es permanente debido a la deficiente situación geológica del macizo sobre el cuál se soporta. Por este motivo la amenaza no será solucionada hasta tanto se encuentre una manera segura de desocupar la presa, proceso que podría tardar varios meses e incluso años.
UN ANÁLISIS: Hidroituango (Minuto 51)
Los académicos indican que tanto la EPM como el gobierno de Colombia, deberían estar pensando en un plan de reubicación digno para las comunidades en riesgo, que no puede reducirse a albergues con carpas.
De acuerdo a la versión de Isabel Cristina Zuleta, afectada y miembro de la organización Ríos Vivos, hasta el momento la EPM no ha respondido de manera adecuada a los damnificados. Algunas poblaciones no están recibiendo ni siquiera alimentos, aún cuando lo han perdido todo: sus cultivos y animales. Por este motivo Ríos Vivos está recibiendo donaciones para atender las necesidades más urgentes.
El escenario ideal es que con las donaciones se pudieran conseguir tierras seguras para sacar a los damnificados de los albergues del gobierno, que según Isabel “son inhumanos y lugares en los que no se podrá reconstruir la vida… así sea algo muy humilde pero no seguir en una incertidumbre eterna.”
Para realizar las donaciones en Colombia:
Cuenta de ahorros: Bancolombia: 319-814716-39
A nombre de: AMARUD – Asociación de mujeres defensoras del agua y la vida
Para realizar las donaciones fuera de Colombia:
En todos los casos siempre indicar que está transfiriendo una “DONACIÓN PARA COLOMBIA“.
Realizar la donación a nombre de “Global Forest Coalition’s con cuenta en Amsterdam.
Nombre del banco: Triodos Bank Nederland
Dirección: Utrechtseweg 44, 3704 HD Zeist
Apartado postal: Postbus 55 , 3700 AB Zeist
IBAN: NL75 TRIO 0390 9649 48
Swift: TRIONL2U
Donación a través de Internet
Hidroeléctricas sí pero no así
Los embalses e hidroeléctricas son viables y bien realizados pueden llegar a ser proyectos con impacto positivo para la seguridad alimentaria y energética de una región, pero para que esto suceda se debe partir de unas preguntas básicas: ¿la región tiene una necesidad real que implique la construcción de este tipo de proyectos? De ser así, ¿sería viable el proyecto desde los criterios ambiental y social?
Lo que muestra la experiencia en Latinoamérica es que no es posible alcanzar la sostenibilidad cuando los proyectos hidroeléctricos se conciben para dinamizar la economía, para atraer la inversión extranjera, para satisfacer intereses políticos a corto plazo o con el objetivo de surtir agua y producir energía para actividades extractivas, desconociendo o restando importancia a los impactos socioambientales.
No todos los impactos son compensables, ni es posible construir megapresas en todos los escenarios. Según la opinión de Oscar Puerta Luchini ingeniero experto en recursos hídricos y gestión ambiental, las megapresas construidas sobre los cauces de los ríos no pueden ser sostenibles, razón por la que muchas están siendo desmontadas en Europa y Estados Unidos.
Derriban una presa en Estados Unidos para devolver al río a su estado original
Luchini aclara que las megapresas interrumpen los flujos naturales de transporte y depósito de sedimentos de los ríos, alterando los ecosistemas que se conectan aguas arriba y abajo de la presa; y que en términos tangibles (servicios ecosistémicos) pueden afectar la fertilidad de las tierras que se usan para agricultura y generar colapso en la pesca.
En un estudio citado por El Espectador el 23 de mayo de 2018 se describe el efecto negativo de 33 represas sobre el cauce del río Magdalena en Colombia, que ya está mostrando graves efectos sobre las poblaciones de peces y disminuido la pesca.
Los efectos de las hidroeléctricas en Colombia más allá de Hidroituango
Si la intención en Latinoamérica es aprovechar el potencial hídrico para una producción sostenible de energía, es obligatorio desistir de las megapresas sobre los cauces de los ríos. Al respecto Luchini propone como alternativa el uso de hidroeléctricas “al filo del agua” es decir que no dependan del represamiento de agua, o en el peor de los casos construir los embalses por fuera del cauce de los ríos.
Pero en cualquier caso la viabilidad de los proyectos hidroeléctricos depende de que sean concebidos por, para y con las comunidades, es decir contar con licencia social. En la misma línea las autoridades ambientales de los países deben contar con instrumentos de evaluación robustos y tener la autonomía de negar las licencias cuando los proyectos sean inviables.
Bibliografía
Hidroeléctricas: una mirada a la inversión china en la Amazonía de Ecuador
El complejo panorama de los proyectos hidroeléctricos en América Latina
Rojas, D. (2013). Licencias ambientales en Colombia: límites o autorizaciones para el uso de los recursos naturales. Universidad Nacional de Colombia.
China realiza enormes inversiones en el sector eléctrico de Sudamérica
No hay control eficaz a licencias ambientales, advierte Contraloría
Antecedentes de la historia de Hidroituango por Dario Valencia. El Mundo, mayo 2018.
Hidroituango, en detalle. Walter Arias. El Espectador, agosto 2012.
Colombia e Hidrotuango: lo que empieza mal, termina mal Latinoamerican Post, junio 2018.
BBVA y Banco Santander financian un megaproyecto hidroeléctrico en alerta roja por riesgo de colapso en Colombia
WWF enlista los siete pecados en la construcción de presas
Programas de UN Análisis
Geología de hidro Ituango
Planificación a espalda de los ríos
Bioconservación en Ituango
Ecosistemas Hidroituango
Planificación,ordenación y manejo de cuencas hidrográficas y acuíferos
Fuente: http://blogs.elespectador.com/actualidad/conspirando-por-un-mundo-mejor…