Bolivia: indígenas cavineños cuentan cómo cambió su vida debido a la exploración petrolera (MONGABAY LATAM)

PALABRAS CLAVE: BGP BOLIVIA – PUEBLOS CAVINEÑOS – EXPLORACIÓN SÍSMICA – EXPLORACIÓN PETROLERA – MADRE DE DIOS – DAÑOS AMBIENTALES – YPFB 

EDUARDO FRANCO BERTON. (Mongabay latam). 2017.11.05: 

  • Comunarios indican que el ruido causado por actividades de exploración ahuyentó a la fauna silvestre, afectando la cacería de subsistencia y alimentación de al menos 14 comunidades.
  • Según los indígenas, una zona castañera de la comunidad se ha visto afectada por los caminos que han realizado trabajadores de la petrolera.

Cuando Liliana Tabo y otras mujeres de su comunidad se aproximaron hasta la laguna San Juan, un lugar considerado sagrado para el pueblo indígena Cavineño, notaron que algo estaba diferente. Cuentan que  el agua tenía un color distinto, había un olor nauseabundo y peces hinchados yacían flotando sobre la orilla. Los rumores de los pobladores decían que trabajadores de una empresa petrolera habían dado muerte al Jichi, una gran serpiente que en la cultura de los indígenas es protectora de lagos y lagunas.

Liliana indica que mientras ella y sus compañeras caminaban por la zona se dieron cuenta de que las líneas de la prospección sísmica realizadas por la empresa petrolera BGP Bolivia habían pasado por la laguna.

“Cuando han realizado esas detonaciones los mismos ‘pescaus’ morían. Ahorita ya no hay ‘pescaus’ en la laguna, antes había bastante. Nosotros cuidábamos mucho este lugar, pero justo por aquí tuvo que pasar la línea de la sísmica’’, comenta con tono de desolación Liliana Tabo a Mongabay Latam.

La vida de los cavineños era tranquila. Esta se desarrollaba de acuerdo a sus usos y costumbres, tal como lo hacían sus ancestros. Pero esos días buenos —indican— quedaron en el recuerdo y la búsqueda del llamado oro negro alteró su convivencia en paz y armonía con la naturaleza.

El pueblo Cavineño es una de las 36 etnias reconocidas por la Constitución Política del Estado boliviano. Según el censo del Instituto Nacional de Estadística (INE), en Bolivia existen 2005 indígenas cavineños. El antropólogo Wigberto Rivero describe que este pueblo conserva sus creencias relacionadas a los espíritus del monte y las aguas, a los que acuden habitualmente con rezos y peticiones, solicitando buen augurio en su vivienda y alimentación. Cultura que ha sido heredada de sus ancestros y los ancianos de la comunidad, a quienes les profesan un importante respeto. Este hecho es visible aun hoy en día, en el respeto que tienen hacia algunos lagos y lagunas que ellos consideran sagradas, como es el caso de la laguna San Juan.

Amazonía norte: nueva frontera hidrocarburífera de Bolivia

En un artículo de análisis, el investigador del Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB) Jorge Campanini indicó que el Decreto Supremo No 2549, promulgado el 14 de octubre de 2015, representó en su momento una ofensiva hacia la Amazonía boliviana, dado que se amplió la frontera hidrocarburífera de 24 777 543 hectáreas a 31 685 190. Esto representa una ampliación de 6 907 647 hectáreas.

Según el investigador, de la totalidad de esta nueva ampliación de 6 907 647 hectáreas, un 72 % (5 876 569 hectáreas), se encuentra en los departamentos de Beni y Pando, y es dentro de esta área que también se encuentra el territorio indígena del pueblo Cavineño.

En el análisis de Campanini, esta superficie aumenta la presión previamente existente sobre territorios y pueblos indígenas amazónicos y algunos parques nacionales como el Madidi, Pilón Lajas y Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).

El inicio de un conflicto

“Los de la empresa decían primero que no iban a detonar explosivos donde existieran fuentes de agua, nosotros hemos insistido mucho en que ellos no podían perforar en estos lugares”, dice Liliana Tabo al explicarme que el pueblo Cavineño suscribió un convenio con BGP Bolivia en el cual la empresa aseguraba su compromiso de no aprovechar o realizar las actividades de exploración sobre los recursos hídricos de la zona, como arroyos, lagunas y vertientes. Los indígenas dicen que esto fue incumplido.

La empresa BGP Bolivia es parte de una asociación accidental en el país —asociaciones en donde las partes toman interés en una o más operaciones determinadas y transitorias— y es filial de la compañía china BGP International.

Los cavineños aseguran que las explosiones realizadas durante la prospección sísmica llegaron a afectar acuíferos subterráneos de la zona. Según Liliana, otro de los cuerpos de agua afectados por estas detonaciones fue la laguna El Tapau, donde encontraron una gran cantidad de peces muertos.

Liliana indica que los trabajadores de la empresa utilizaron bastante agua durante el periodo que llevaron a cabo sus actividades de exploración, aproximadamente unos tres meses. “Ellos nos decían que se iban a llevar su propia agua y que no iban a ocupar el agua de las comunidades, pero todo eso fue mentira, porque ellos de aquí nomás sacaban el agua, incluso la extraían de nuestros arroyos para llevarla a sus campamentos”, reclama.

Mongabay Latam se reunió con el señor Alberto Quiroga, Gerente del Departamento de Marketing y Licitación de la empresa BGP Bolivia, quien nos explicó que debido al acuerdo de confidencialidad que tiene esta empresa con la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) no le era posible pronunciarse respecto a lo mencionado por los comunarios. Asimismo, mencionó que BGP es únicamente la operadora y que este tema lo debíamos consultar directamente con YPFB, que es la entidad responsable del proyecto.

En ese sentido, Mongabay Latam se contactó con el ingeniero Henry Tito, responsable del departamento de relaciones comunitarias de YPFB, para conocer la versión de la estatal petrolera. Tito menciona que si la comunidad cree que han existido daños sobre sus recursos naturales, debe cursar esas denuncias ante el Ministerio de Medio Ambiente y Agua para que sea esta autoridad ambiental quien pueda verificar los daños en el marco de una inspección a la zona.

Mongabay Latam se comunicó con la Unidad de Minería e Hidrocarburos, dependiente del Viceministerio de Medio Ambiente. Desde ahí mencionaron que durante las actividades de prospección sísmica, los técnicos de esta Unidad se deben constituir al menos en dos oportunidades en el área donde se realizan las actividades de exploración para realizar inspecciones.

Una primera vez cuando el proyecto está por la mitad, y otra, al cierre del mismo. En esta segunda visita deben evidenciar cómo está el área, los tipos de acuerdos a los que ha llegado la empresa con la comunidad, si la comunidad está conforme o no, así como cualquier reclamo o denuncia existente. Asimismo, esta Unidad indicó que aún no se ha llevado a cabo la inspección de cierre en la zona de los cavineños.

Consultada sobre el tema, Maria Tabo afirma que se llevará a cabo una reunión de la Asamblea Consultiva del Pueblo Cavineño, donde se determinarán cuáles serán las acciones a seguir sobre los impactos que mencionan.

¿Qué es la prospección sísmica?

La Fundación Medio Ambiente y Alternativas al Desarrollo para Bolivia (Madalbo), explicó en un artículo que la prospección sísmica es un proceso geofísico por medio del cual se crean temblores artificiales de tierra, utilizando para ello explosivos que provocan ondas acústicas que permiten obtener una cierta clase de ecografía del subsuelo. Estas detonaciones generan las ondas requeridas que permiten a los geólogos detectar las diversas estructuras existentes y elaborar mapas del subsuelo, que pueden ser potenciales almacenes de gas y petróleo, una información crucial al momento de definir dónde perforar la tierra.

Para ello se deben realizar pozos con una profundidad de dos a 20 metros y un diámetro de cinco a 10 centímetros, que es donde se deposita el material explosivo. Según los especialistas, por lo general las perforaciones se realizan sobre una línea recta y los explosivos se colocan cada 15 y 100 metros. En el caso del territorio Cavineño, según el convenio suscrito entre BGP y la OIKA (Organización Indígena Kavineño de la Amazonía), las perforaciones se realizaron cada 20 metros y tenían una profundidad de nueve metros, y un diámetro de 10 centímetros. En cada uno de estos pozos, la petrolera debía colocar tres kilogramos de explosivos de pentolita.

Para desarrollar la logística necesaria se precisa talar los árboles que se encuentran en la zona, ya que luego de que los geólogos diseñen la malla sísmica (lugar por donde pasará la prospección), hay que abrir caminos con un ancho de entre dos a 10 metros, que es por donde pasan los cables eléctricos y se realizan las perforaciones

Según una publicación de la investigadora Estela Herbas referida a los impactos que generalmente ocasiona la actividad hidrocarburífera sobre las poblaciones indígenas, en cualquiera de las etapas —sea exploración, explotación, transporte y refinación de gas o petróleo— se generan severos impactos socioambientales hacia las poblaciones de comunidades indígenas y campesinas. Estos impactos se producen sobre la salud de los pueblos, su educación, sistemas de producción y estructura organizativa, ocasionando modificaciones sobre sus patrones de asentamiento y migraciones, contaminación y disminución de la cantidad y calidad de sus fuentes de agua, la fauna, flora y la biodiversidad en general.

Herbas indica que los pueblos indígenas comprenden su territorio como el hábitat natural que les permite desarrollar la cacería, pesca y recolección, donde además de la subsistencia alimentaria, los indígenas ejercen su derecho al trabajo y a organizarse colectivamente.

Una publicación de la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (INREDH) del año 2007 indicó que entre los impactos que ocasiona la sísmica en general sobre los ecosistemas tropicales y la biodiversidad están la deforestación por la apertura de caminos, caza y pesca por parte de trabajadores de empresas petroleras (poniendo en riesgo a especies de fauna terrestre y acuática), compactación de suelos, además de una alta cantidad de residuos sólidos y otros tipos de desechos.

A Wilma Mendoza, presidenta de la Confederación Nacional de Mujeres Indígenas de Bolivia (CNAMIB), se le quiebra la voz y humedecen los ojos cuando comienza a contar sobre los cambios que ocurren en la vida de los indígenas luego de la exploración petrolera.

“Para las comunidades indígenas que viven dentro de los pueblos no hay progreso. Más bien nos empobrecen, porque nos lo hacen escapar nuestros pescados, nuestros animales. Esto ha pasado en otros lugares”, describe luego retornar de una inspección que realizó su organización por las comunidades del territorio Cavineño.

¿Qué ahuyentó a los animales silvestres?

Nosotros vivíamos tranquilos, teníamos todo, ahora estamos preocupados por la escasez de carne de monte, ya no hay animales silvestres para cazar, estamos sufriendo harto por ello”, reclama afligida Liliana al explicarme que los hombres de su comunidad no han encontrado últimamente la fauna que tradicionalmente cazaban, como jochis, chanchos de monte, antas, entre otros.

Al igual que otros pueblos indígenas de la Amazonía, entre las actividades complementarias del pueblo Cavineño está la cacería de subsistencia. Ella les permite proveerse de carne de monte de especies silvestres que se encuentran regularmente por la zona.

Marina Tabo es la presidenta de la Organización de Mujeres Indígenas del Norte de la Amazonía Boliviana (OMINAB), una institución que busca velar por los derechos de las mujeres indígenas y el respeto de sus territorios, y que está conformada por mujeres que representan a los pueblos Cavineño, Tacana, Araona, Pacahuara, Chácobo y Joaquiniano. Ella dice que el impacto del ruido sobre la fauna silvestre fue uno de los daños más significativos y preocupantes que ha dejado la prospección sísmica.

Tabo afirma que son 14 comunidades las que se han visto afectadas por la ausencia de fauna, lo que ha ocasionado una seria disminución del alimento de las familias. “Cuando los hombres salían a cazar ya no encontraban animales silvestres, sino a los funcionarios de la empresa trabajando en el monte, con motosierras y máquinas de perforación (taladros) que ocasionaban bastante ruido”, indica a Mongabay Latam. Ella añade que los helicópteros que se desplazaban varias veces al día para llevar comida y equipos a los campamentos petroleros provocaban contaminación acústica.

Un informe de INREDH indica que las explosiones de la sísmica ocasionan un desplazamiento de la fauna por efecto del ruido y la muerte de peces cuando estas detonaciones se realizan en el agua.

“Nosotras hemos estado recorriendo las comunidades por reuniones, visitando a los compañeros y en tres semanas no hemos comido carne del monte porque no había. A diferencia de otras veces que uno llegaba y ya te invitaban, pero esta vez no”, manifestó Marina.

El portal de YPFB indica que la exploración sísmica utilizada en la cuenca Madre de Dios, que contempla más de 2000 kilómetros de líneas sísmicas 2D en zonas de la región norte de la Amazonía, entre las que se encuentra el territorio indígena de los cavineños, no tiene carácter destructivo y que este tipo de trabajos no solamente se realizan en Bolivia, sino en países vecinos que comparten la Amazonía.

YPFB explica que los explosivos utilizados para el proceso de registración sísmica no son del tipo convencional y que su propósito es suministrar mayor energía y propagación que potencia, la cual es transmitida directamente sin efectos en la superficie.

Temor por su castaña

“Nuestro pueblo se dedica a la castaña. Es una actividad económica importantísima, venden los frutos, obtienen su dinerito y con eso se compran todo lo que necesitan, víveres, ropa, camas. Después no hay de donde ellos puedan obtener recursos ya que los trabajos que realizan en sus chacos (cultivos) son para proveerse de otros productos alternativos, y no tanto a manera de remuneración”, me comenta Marina Tabo.

El aprovechamiento de la castaña (Bertholletia exeIsa) es la actividad principal del pueblo Cavineño. El trabajo de recolección y comercialización de este fruto, que realizan desde noviembre hasta marzo, es lo que les permite obtener los recursos económicos necesarios que los abastecerán durante el resto del año o hasta la próxima zafra o cosecha.

Marina me explica que tradicionalmente los indígenas cavineños utilizan sendas bien angostas para trasladarse hasta la zona donde se encuentran estos gigantescos y emblemáticos árboles, reconocidos como un símbolo de la Amazonía boliviana según el artículo 392 de la Constitución, y por donde únicamente ingresan en la temporada de zafra.

Las mujeres cavineñas de la OMINAB afirman que la prospección sísmica ha abierto caminos que pasan por medio de este castañal y es la primera vez que los indígenas observan brechas tan amplias y con suelos compactados como ahora. Según ellas, esto se debió a que durante el tiempo de exploración, alrededor de 20 trabajadores que circulaban diariamente por allí ampliaron las sendas hasta convertirlas en caminos. “En la Amazonía en un metro cuadrado existen bastantes especies de plantas, palmeras, árboles frutales. Entonces varias especies se han afectado con la apertura de estos caminos”, indica Marina.

Las comunidades temen que luego de las perforaciones y explosiones de la sísmica se haya producido también una afectación a las raíces de los árboles de castaña, y que el próximo año esto ocasione que se sequen, que no florezcan o inclusive que no den frutos.

Zona hidrocarburífera: anhelo del gobierno, angustia para comunidades

El Ministro de Hidrocarburos del gobierno boliviano, Luis Alberto Sánchez, manifestóa medios de prensa que la cuenca del río Madre de Dios, ubicada en la Amazonía norte de Bolivia, entre los departamentos de La Paz, Beni y Pando, alberga el futuro de los hidrocarburos del país y es considerada por los expertos como una de las mayores generadoras de petróleo en el mundo. Asimismo, expresó que el potencial de los recursos en esta región puede cambiar la historia de los hidrocarburos del país.

Pero para Marina y las comunidades de su territorio, esta noticia en vez de causarles júbilo los deja angustiados, ya que temen que su situación empeore en el 2018, cuando podría iniciarse la etapa de explotación petrolera, una actividad que puede dejar aisladas a su comunidad, California, y a las comunidades de Carnaval y Miraflores. Esta situación tiene a los comunarios en constante alerta, algunos inclusive han pensado en emigrar.

Los cavineños no cuentan con técnicos especializados que puedan evaluar el efecto de la prospección sísmica sobre su territorio indígena. Por ello, la OMINAB, institución a la cual representa Marina, ha iniciado un trabajo de visitas y reuniones con los comunarios y las familias de la zona para conversar entre ellos, conocer más sus preocupaciones y obtener planteamientos y medidas locales.

Ya no es nuestra vida, no nos sentimos libres para poder ir al monte y salir a cazar. Hemos perdido esa tranquilidad, nos sentimos como encerrados, no podemos hacer ya nuestra vida normal. Eso es lo que estamos viviendo ahora”, indica Marina a Mongabay Latam.

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