Foreign Affairs Latinoamérica • China a la conquista del mundo
China ocupa una posición cada vez más destacada en el mundo, y su crecimiento económico sostenido y sus avances tecnológicos hacen prever que en pocos años cumplirá una función relevante con sus empresas e inversiones en Occidente. Por ello, en el primer bloque de este número destacamos el papel de China en el mundo, para entender su situación interna y las consecuencias de las reformas políticas de Xi Jinping.
La perspectiva desde Latinoamérica la da el artículo de Víctor López Villafañe, que parte del hecho de que la expansión de China en América Latina responde a los objetivos estratégicos comerciales de comprador de materias primas, vendedor de manufacturas e inversionista en infraestructura, aunque tiene otros motivos, como favorecer la estabilidad regional, fomentar la multipolaridad para reducir el poderío estadounidense y eliminar a Taiwán como rival. Por el momento, China no busca una confrontación directa con Estados Unidos ni reemplazar su hegemonía en la región. Para Esteban Actis y Nicolás Creus, con China y Estados Unidos atestiguamos la aparición de un nuevo bipolarismo, de características distintas al bipolarismo de la Guerra Fría, por la interdependencia que tienen ambas potencias debida a las sumas enormes de deuda del gobierno de Estados Unidos que posee China. Se presentan dos escenarios: el de «bipolaridad distendida», más cooperativo, y otro de «bipolaridad rígida», con rivalidad y tensiones crecientes.
Kurt M. Campbell y Ely Ratner son críticos de los enfoques preconcebidos sobre China. Ha dominado la idea de que las iniciativas diplomáticas y comerciales no han traído ninguna apertura política y económica. China, en lugar de abrirse políticamente como consecuencia de la globalización, ha ido incrementando el control estatal y ha constreñido, en lugar de reforzar, el libre flujo de personas, ideas y comercio. Las políticas de Donald Trump, reducidas al problema de los déficits comerciales bilaterales y el abandono de los acuerdos comerciales multilaterales, ponen a Washington en riesgo de entrar en una confrontación sin ser competitivo, mientras que Beijing es cada vez más competitivo sin entrar en confrontaciones.
Jennifer Lind defiende el argumento de que China imita las estrategias de otros hegemones regionales, como la propia China en el siglo XIX, Estados Unidos o Japón. Mediante la coerción económica, China ya está sometiendo a otros países a su voluntad, y está acrecentando sus fuerzas armadas para mantener a raya a sus rivales. El Nuevo Banco de Desarrollo y el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura son parte de esta estrategia. China aplica sanciones económicas a ciertas empresas y se expande en el mar de China Meridional. Por otra parte, ejerce enérgicamente su poder blando, con censura de los medios de comunicación foráneos y control de los estudiantes chinos en el extranjero. Para frenar esta hegemonía, Lind propone iniciar un debate en Japón y en Asia Oriental sobre cómo vivir en Asia bajo la hegemonía de China.
En el momento en que todavía está en duda la cumbre entre Kim Jong-un y Trump, Oriana Skylar Mastro explica en su artículo por qué China ya no está comprometida con la supervivencia de Corea del Norte y quiere evitar una confrontación militar con Estados Unidos, después del ciclo de provocación y escalada de Pyongyang. China, además de tener un dispositivo militar que le permite enfrentar los retos de la frontera, ya no recela de una Corea unificada bajo el control de Seúl. Además, China quiere controlar el arsenal nuclear de Corea del Norte y podría negociar una unificación de la península sin tropas de Estados Unidos.
Yuen Yuen Ang analiza las particularidades de la autocracia china. Después de 20 años de que Thomas Friedman profetizara la decadencia de China, el país se ha transformado en la segunda economía del mundo. Debe su éxito a que, en lugar de adoptar la democracia al estilo occidental, ha transformado a la burocracia en un motor de crecimiento económico. Se trata de una burocracia masiva, con fuertes incentivos económicos, según los ingresos de las organizaciones que la impulsaron para que contribuyera a la transición al capitalismo de la economía. La conclusión es que permitir el avance de las reformas burocráticas puede ser mejor que tratar de imponer un cambio político desde fuera, ya que, con el tiempo, las mejoras económicas que generan las reformas burocráticas deberían crear presión interna a favor de una reforma política sustancial.
Elizabeth C. Economy hace un detallado relato del ascenso de Xi, que se convirtió en Presidente vitalicio en marzo de 2018 al eliminar el límite constitucional de dos mandatos. Por primera vez, un Estado no liberal busca el liderazgo de un orden mundial liberal y aspira a exportar sus valores políticos al mundo difundiéndolos en los institutos Confucio e intimidando con estudiantes chinos a quien no sigue la línea del partido en los estudios sobre China que se hacen en el extranjero. Para Economy, una política eficaz hacia China debe basarse en una demostración enérgica de que Estados Unidos defiende sus propios principios. Trump debería regresar al Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica para promover reformas de mercado en países con economías centralizadas, como Vietnam, y competir con la Iniciativa del Cinturón y la Nueva Ruta de la Seda haciendo uso de sus capacidades de planeación urbana y tecnología en el campo de las «ciudades inteligentes». En el futuro previsible, Estados Unidos tendrá que lidiar con China tal como es: un Estado no liberal que aspira a redefinir el sistema internacional a su imagen y semejanza.
Para cerrar este bloque, Amy Myers Jaffe analiza la estrategia de Xi de desarrollo basado en las energías renovables. China ya domina el mercado internacional de paneles solares, y financia el desarrollo y la fabricación de productos electrónicos, con el objetivo de reducir su dependencia del petróleo y del gas extranjero y no perder sus ventajas económicas respecto de Estados Unidos. En parte, esta estrategia obedece a la dificultad de obtener recursos energéticos en los mercados internacionales para asegurar su abastecimiento, mientras Estados Unidos va en camino de convertirse en un exportador neto de petróleo y gas natural, aunque corre el riesgo de perder su dominio en el mercado internacional de los energéticos.
En Diálogo Ñ, se analiza la injerencia rusa en Estados Unidos, Europa y Latinoamérica. Desde la perspectiva latinoamericana, Armando Chaguaceda apunta que Latinoamérica tiene un lugar dentro de las iniciativas de reposicionamiento mundial de Rusia, que pasan por la venta de armamento, los canales de noticias y la presencia de empresas de hidrocarburos. La injerencia rusa en Europa es diseccionada por Nicolás de Pedro, que parte de los repetidos desencuentros entre Rusia y Occidente, y la desconfianza mutua de Bruselas y Moscú. El autor señala el malestar ruso por la intromisión europea en el espacio euroasiático, y la perplejidad en la Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) por las respuestas de Moscú a lo que ha sido un trato privilegiado y beneficioso para Rusia por parte de Europa. En el marco de estos conflictos, la difusión intencional de información falsa como elemento del esquema de guerra política multidimensional es un elemento decisivo. Desde el punto de vista de Estados Unidos, Ivo H. Daalder señala que, a juzgar por los hechos, el Kremlin opera en modo de combate y Vladimir Putin se comporta como líder en guerra. El ataque cibernético ruso contra Estonia y el descontento por lo que según Putin es la expansión de la OTAN, ambos en 2017, serían el parteaguas de las posteriores intervenciones en Georgia, Crimea y el este de Ucrania, con un programa de reforma y gasto militar de grandes dimensiones. Todo esto sucede ante la pasividad de la OTAN, a la que Trump calificó de obsoleta, aunque modificó su opinión en abril de 2017. El riesgo ahora, a diferencia de la Guerra Fría, es que se produzca un error de cálculo debido a la incomprensión de la OTAN o de Rusia de los verdaderos motivos o intenciones de su contraparte.
En el apartado Mundo, hay que destacar, por su relevancia actual, el artículo de Evan D. McCormick y Alan D. Bersin que se ocupa de las relaciones diplomáticas de México ante la ofensiva de Trump. Según los autores, vistas con los lentes de la historia diplomática, las actuales tensiones entre Estados Unidos y México no son sino el último eco de una relación histórica que ha sido fundamentalmente incompatible, aunque ha evolucionado de la confrontación a la convivencia. Con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se inició un cambio de paradigma en la relación entre Estados Unidos y México, en el que ambos apostaron por una identidad norteamericana compartida, pues colocaron sus conexiones continentales en el centro del desarrollo económico y, cada vez más, de la política exterior. Sin embargo, la estrategia populista de Donald Trump de vilipendiar a México para complacer a sus votantes puede alterar la situación y revertir los importantes avances diplomáticos de los últimos años.
Víctor M. Mijares y Detlef Nolte analizan las causas de la desintegración de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) a 10 años de su fundación. La decisión de los gobiernos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú de suspender por tiempo indefinido su participación en la UNASUR podría suponer el final del proyecto de regionalismo posthegemónico sudamericano. Un laxo diseño institucional y el modelo intergubernamental que contribuyó a su desarrollo en época de sintonía ideológica es ahora, con la polarización política, la causa de su crisis. Con la creación de la Alianza de Pacífico en 2011, que es la expresión de la fortaleza del regionalismo liberal, se hizo evidente la fractura de Sudamérica. La acefalia de la UNASUR, por la incapacidad de nombrar a un Secretario General que cubriera el puesto que Ernesto Samper dejó vacante en enero de 2017, ha conducido a la situación actual de debilidad del regionalismo posthegemónico y de su objetivo de autonomía regional.
Victor Cha y Katrin Fraser Katz se ocupan de la cumbre entre Trump y Kim. A pesar de los avances en 2018 de las relaciones entre las dos Coreas (que se iniciaron con la invitación de Corea del Sur para que sus vecinos participaran en los Juegos Olímpicos de Invierno, seguida por la cumbre de los líderes coreanos Kim y Moon Jae-in, y por la promesa de Kim de imponer una moratoria al desarrollo de misiles y las pruebas nucleares, supeditada al diálogo con Estados Unidos y a la desnuclearización de la península de Corea), para los autores, si las negociaciones fracasan, el gobierno estadounidense podría concluir que un ataque militar es la única manera de avanzar, lo que aumenta enormemente las posibilidades de que se desate una guerra.
Los regímenes autocráticos en relación con las democracias liberales siguen estando en el centro del debate. Yascha Mounk y Roberto Stefan Foa investigan por qué los ciudadanos del mundo abrazan los valores de la democracia, y matizan diciendo que se sintieron atraídos por la democracia liberal no solo por sus normas y valores, sino también porque ofrecía el modelo más destacado de prosperidad económica y geopolítica. Los autores se preguntan si está llegando a su fin la era en la que las democracias liberales occidentales fueron las principales potencias culturales y económicas del mundo, dado que los populistas autoritarios plantean una alternativa ideológica en forma de democracia no liberal y los autócratas declarados ofrecen a sus ciudadanos un nivel de vida que rivaliza cada vez más con el de los países más ricos de Occidente.
La llegada de Emmanuel Macron a la presidencia de Francia es analizada por Ronald Tiersky. La victoria de Macron acabó con el viejo sistema bipartidista en una Francia más interesada por protegerse del mundo que por participar en él. Con una economía en crecimiento, un mercado laboral muy regulado y un sector público muy fuerte, Macron debe reducir la aversión de los franceses al capitalismo, las ganancias y los riesgos. Debe reformar a Francia al mismo tiempo que a la Unión Europea, porque una mayor integración de Europa es buena para los intereses nacionales franceses.
En los últimos meses, Facebook se ha enfrentado a su mayor crisis por el escándalo de la filtración de datos de 87 millones de usuarios, y su consejero delegado, Mark Zuckerberg, ha tenido que pedir disculpas en el Congreso de Estados Unidos y el Parlamento Europeo, además de rendir cuentas a sus accionistas. Niall Ferguson, en un artículo anterior a esta crisis, ya advertía sobre los riesgos de las redes y de las visiones utópicas de un mundo interconectado. Las redes no son tan benignas como las pintan, es su conclusión después de presentar seis nociones de la teoría de las redes para entender mejor los posibles efectos políticos y geopolíticos de las gigantes redes sociales de alta velocidad.
Al cierre de esta edición, hay que anotar que las amenazas de guerra comercial lanzadas por Trump se han cumplido, con la imposición de aranceles al acero (25%) y al aluminio (10%). Una guerra comercial de Estados Unidos contra sus socios norteamericanos, así como contra la Unión Europea, pone en riesgo incluso las alianzas de seguridad. Las represalias de los países afectados no se han hecho esperar, y la escalada puede acabar mal. Paradójicamente, parece que a Trump le resulta más fácil llegar a acuerdos con sus rivales comerciales, como Xi en China, o con sus enemigos más recalcitrantes, como Kim en Corea del Norte, que con sus aliados occidentales. Habrá que ver cómo evoluciona esta estrategia de intimidación de alto riesgo para todo el mundo. Por el momento, se prevé que la guerra comercial iniciada signifique una pérdida de eficiencia para el conjunto del sistema, más inflación y una posible recesión, por el impacto sobre el comercio internacional, que se basa en cadenas globales de valor.
Fuente: http://revistafal.com/china-a-la-conquista-del-mundo/