Argentina: YPF complicada para sostener inversiones en 2016

Endeudada y con el petróleo en baja, cada vez tiene menos caminos para conseguir dólares. El futuro de Galuccio está en duda en medio de la incertidumbre que genera el cambio de gobierno.

 

Los que vienen no serán días fáciles para YPF. A las complicaciones derivadas de la baja del petróleo y el consecuente impacto sobre sus actividades, se les suman una incertidumbre sobre la futura conducción de la compañía y la dificultad cada vez mayor para conseguir los dólares que le permitan sostener el ritmo de inversiones. Los ajustados números de la compañía hacen prever que será muy difícil sostener el ritmo de inversiones sobre Vaca Muerta en el 2016.

 

El fallo de la Corte Suprema que obliga a la empresa a mostrar la totalidad del acuerdo con Chevron en Loma Campana sumó todavía más presión (ver aparte). Miguel Galuccio prefirió el silencio y el bajo perfil, el mismo que cultiva desde el resultado de la primera vuelta electoral que reposicionó a Mauricio Macri, con quien tendió puentes que le costaron caro al interior del gobierno nacional. La complicada relación que mantiene con la vicepresidenta de Asuntos Públicos, Doris Capurro –cercana a Cristina Kirchner–, alteró el humor de la compañía, que quedó irremediablemente atada al clima político.

 

Según confiaron fuentes cercanas a YPF a este medio, cada vez que se le pregunta sobre su continuidad, Galuccio asegura que tiene el sillón asegurado hasta abril. Ese mes se hará la asamblea ordinaria de accionistas que definirá su continuidad como CEO y presidente del directorio. Claro que, ante un eventual triunfo de Mauricio Macri, es posible que se convoque a una cita extraordinaria para modificar el directorio y con él al conductor de la petrolera. Todos dan por descontada la salida de Axel Kicillof del cuerpo y de sus dos hombres de confianza en la comité ejecutivo, Nicolás Arceo y Rodrigo Cuesta. Este último –abogado de la firma– fue nombrado fiscal.

 

Lo cierto es que el posible retiro de Galuccio no sólo tendrá impacto político sino administrativo: el sacudón de la cadena de mando podría afectar las operaciones de la firma. Un empresario pyme neuquino razonó esta semana que un cambio en la conducción podría cortar o retrasar aún más la cadena de pagos de la empresa. Incluso los “enemigos” de esta gestión temen que una intervención conservadora en YPF implique un recorte en las inversiones, algo que impactaría de lleno en la economía local, pero que aparece como un escenario difícil de esquivar en una coyuntura adversa.

Este es, probablemente, el principal desafío de la compañía: darle de comer a esa bestia hambrienta de dólares que es la explotación no convencional. El CFO de la firma, Daniel González, aseguró que aún no se difundirán los números del 2016 porque esperan el resultado del balotaje. De todos modos, el balance del tercer trimestre permite adelantar un año complicado.

 

LOS NÚMEROS

Según los números entregados a la Comisión Nacional de Valores, la inversión en bienes de capitales (o capex, acrónimo en inglés de capital expenditure), aumentaron un 14,1%, a 15.700 millones de pesos en ese período. Pero a su vez, el flujo de caja de la compañía se redujo casi un 50%, a 9.728 millones de pesos. Este cóctel, acompañado de costos que subieron un 16,3%, impactó fuerte en la utilidad de YPF, que se derrumbó un 42%, un número a tono con las pérdidas que sufrieron las petroleras en casi todo el mundo.

 

La diferencia está en que, mientras las empresas extranjeras reducen planes de inversión, se deshacen de activos y expulsan personal, la petrolera de bandera no saca el pie del acelerador y sigue enterrando dólares en los pozos de Vaca Muerta, todavía caros en relación a los de Estados Unidos. Sin nuevos socios que aporten capital y con una caja que se va comiendo de a poco, la única solución que queda es tomar deuda. Pero aquí también habrá un problema.

 

Los compromisos financieros de YPF alcanzaron el 1,37% del Ebitda (beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones). Esta ratio se utiliza para medir el impacto de la deuda en las finanzas de una compañía. No existe un número “normal” porque los resultados siempre son relativos, pero, sólo para comparar, las grandes petroleras internacionales tienen una ratio de entre 0,5 y 1 punto y las más complicadas están por arriba del 2%. Es decir que la firma tiene todavía algo de aire para endeudarse. El problema es que ninguna de sus competidoras se ve obligada a pagar el “costo argentino”. Para YPF, el promedio de tasa en dólares rondó los 7,5 puntos.

Hay expectativa en la compañía de que una devaluación pueda licuar costos en pesos, pero más del 30% de los gastos de YPF son en dólares, por lo cual el balance podría terminar siendo neutro. Además, nadie garantiza que puedan trasladar a precios una alteración en el tipo de cambio.

 

COSTOS INTERNOS

Los costos son un problema en sí mismos para la petrolera. Si bien existe cierta expectativa de que los incentivos a los precios de los hidrocarburos continúen, achicar el gasto se impone como una necesidad para hacer rentables los proyectos no convencionales. El lifting cost (costo de extraer un barril de petróleo) se incrementó un 14% en el tercer trimestre. YPF no da números, pero fuentes del sector indicaron a este medio que en Neuquén supera holgadamente los 60 dólares e inclusive bordea los 70. El problema es que se trata de un promedio entre lo convencional y lo no convencional. Eso hace prever que los márgenes para sacar crudo de Vaca Muerta están en su mínima expresión.