Existe gran potencial para cooperación China-América Latina en energías limpias
El interés chino en el sector de renovables se palpa en la actuación de empresas como el Grupo China Energy Engineering (CGGC), que está presente en América Latina desde 2010 y ya cuenta con proyectos en Argentina, Ecuador, Colombia, Chile, Venezuela y Perú.
China goza de potencial para ayudar a América Latina a desarrollar energías limpias y mitigar las emisiones de dióxido de carbono de la región, según expertos consultados por Xinhua.
El gigante asiático ya desarrolla varios proyectos asociados a hidroeléctricas, paneles solares, aerogeneradores y las líneas de transmisión relacionados a estos proyectos energéticos renovables en diversos países de la región.
El analista de la consultora Euromonitor International, Stephan Mothe, afirmó que América Latina “tiene un déficit de infraestructuras” y “en especial en el área de energías limpias” y China tiene un “excedente de capacidad” productiva e “interés” por invertir en estos sectores para estrechar sus lazos con esos países.
El interés chino en el sector de renovables se palpa en la actuación de empresas como el Grupo China Energy Engineering (CGGC), que está presente en América Latina desde 2010 y ya cuenta con proyectos en Argentina, Ecuador, Colombia, Chile, Venezuela y Perú.
Estos países son precisamente los que tenían un “menor desarrollo” de energías limpias y ahora están dándole un “impulso decisivo” gracias a las inversiones de CGGC, que ya ha firmado con ellos una veintena de proyectos de ingeniería por US$8.000 millones, según datos de la empresa.
El año pasado CGGC cerró su proyecto más ambicioso fuera de China: dos centrales hidroeléctricas en Argentina que están siendo desarrolladas en colaboración con la empresa local Electroingeniería (Eling), con un valor total de US$4.600 millones.
Las represas sobre el río San Cruz, en el sur de Argentina, que llevarán los nombres de Presidente Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, permitirán añadir 1.740 megavatios al sistema interconectado nacional.
CGGC también desarrolla desde 2011 en Ecuador la central hidroeléctrica Sopladora, con una capacidad instalada de 487 megavatios, y que será una de las mayores del país.
En el caso de Perú, la china Three Gorges Corporation (CTG), responsable de la represa de las Tres Gargantas, anunció el pasado mayo que desarrollaría estudios acerca de los recursos hídricos en el país andino, mediante un convenio suscrito con el Ministerio de Energía y Minas que incluye la capacitación de profesionales peruanos en China.
Ese convenio también servirá para analizar métodos para suministrar energías renovables, principalmente de fuentes hídricas, a las empresas mineras peruanas, que tienen entre sus principales clientes a China.
El caso de Brasil, el mayor país de América Latina, es diametralmente opuesto, porque desde los años 70 cuenta con una de las matrices energéticas más limpias del mundo, aunque tiene problemas para llevar esta energía limpia a sus consumidores.
Según un estudio divulgado a finales de octubre por la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (ANEEL), el 62,5% de las obras de nuevas líneas de transmisión de Brasil está atrasado, lo que ha ocasionado demoras excesivas en la interconexión de nuevas plantas energéticas, principalmente campos eólicos y pequeñas centrales hidroeléctricas.
En este punto, la participación de China para el impulso de las energías limpias puede ser “clave” para Brasil, a través de las inversiones de State Grid, compañía de líneas de transmisión que está desarrollando varios proyectos en el país, según afirmó a Xinhua el analista Ricardo Correa, de Ativa Corretora.
“La participación de nuevos actores en la generación de energía es difícil porque ya existen muchos grupos tradicionales brasileños. Pero en distribución, el mercado brasileño está abierto y sólo se exige aportar volumen, algo que State Grid ha demostrado que tiene en China”, comentó.
La mayor apuesta de State Grid son dos líneas de transmisión que conectarán con varios puntos de Brasil la central hidroeléctrica de Belo Monte, que cuando esté en funcionamiento será la tercera mayor del mundo, sólo por detrás de Tres Gargantas (China) y la de Itaipú, que comparten Brasil y Paraguay.
Belo Monte tendrá una capacidad de generación media de 4.571 megavatios hora y alcanzará un tope de 11.233 megavatios en las épocas de máxima crecida del río Xingú, en la Amazonía brasileña, y costará US$10.600 millones.
State Grid usará en sus líneas de transmisión, una de ellas de 2.100 kilómetros, la tecnología de ultra alta tensión que hasta ahora sólo ha implantado en China y que permitirá el transporte de la energía en corriente continua a 800 kilovatios.
La mayor línea de transmisión unirá Belo Monte a la subestación de Estreito, en la frontera de Minas Gerais y Sao Paulo (sureste) y la región más poblada e industrializada del país, sin la necesidad de construir subestaciones intermedias, lo que minimizará las pérdidas de energía.
El vicepresidente de Operaciones y Mantenimiento de State Grid, Ramon Haddad, calcula que este sistema reduce las pérdidas al 3,5% por cada mil kilómetros, de un 30% a un 40% menos que los sistemas normales.
“La reducción de pérdidas de energía hará a Belo Monte más eficiente y evitará que Brasil necesite construir más centrales térmicas”, según destacó Correa.
La propia Belo Monte ya ha evitado la construcción de 19 centrales termoeléctricas a gas natural, que son mucho más contaminantes y que generarían 19 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono cada una, según cálculos oficiales, elaborados por la Empresa de Pesquisa Energética (EPE) de Brasil.
Las inversiones de China en renovables también han llegado a Chile a través de la exportación de paneles solares fotovoltaicos, un sector en el que el país asiático es una potencia.
Un reciente estudio del Global Developement and Environment Institute (GDAE) señala que China posee un excedente de paneles solares fotovoltaicos que está siendo aprovechado por Chile para hacer más sostenible la matriz energética del país andino.
Según el GDAE, más de la mitad de los nuevos proyectos energéticos que han recibido licencias ambientales en Chile, con un total de 10.000 megavatios de generación, son solares y el país actualmente importa la mitad de sus paneles fotovoltaicos de China.
En 2013, Chile importó cerca de US$41 millones en paneles fotovoltaicos chinos, lo que supuso algo más de la mitad de todas sus importaciones del sector solar.