Panorama • Análisis: La cooperación entre China y Venezuela: En la Ruta de la Seda
Venezuela y China mantienen relaciones diplomáticas y comerciales desde el año 1974. Desde entonces, se ha fortalecido el diálogo político y la cooperación financiera y económica. Se ha incrementado el número de encuentros políticos de alto nivel y puesto en marcha proyectos concretos de cooperación en petróleo, minería, comercio, infraestructura, ciencia, tecnología, así como intercambios culturales y deportivos.
La cooperación con China se lleva a cabo a través de comisiones gubernamentales de alto rango y diálogo estratégico. A lo largo de estos años se ha consolidado el mecanismo de consulta política entre las cancillerías y los entes gubernamentales, a fin de coordinar posiciones y acciones en asuntos de interés común, con base en los principios rectores de respeto y confianza, apoyo mutuo y ganancia compartida.
Prestamos de China y convenios emblemáticos entre 1999-2019
En este período se ha firmado un número de acuerdos que no tiene precedentes entre ambas naciones. La política de préstamos de China a Venezuela constituye una expresión de cooperación económica y financiera que no tiene comparación. Desde 2007, Venezuela recibió un 52% del financiamiento de bancos estatales chinos a la región, equivalente a $ 67.499 millones. A partir de 2015 los préstamos han sido otorgados por instituciones financieras chinas y suman $ 5.191 millones, los cuales se han concentrado en actividades de petróleo y minería.
Este es el mayor aporte crediticio hecho por China a un solo país, sin la obligación de aplicar drásticas medidas de ajuste cuyo costo suele recaer en la población más vulnerable. Los préstamos se pagan con envíos de petróleo y se han dirigido a: proyectos de infraestructura y programas sociales, construcción de viviendas, industria ensambladora, extracción y mejoramiento de crudos pesados e infraestructura para la extracción y exportación de minerales.
En 2001 se creó la comisión mixta de Alto Nivel. Este mecanismo de cooperación permitió la suscripción de una gran cantidad de proyectos en diferentes áreas de asociación estratégica. En 2004, se firmó una Carta de Intención entre el Ministerio de Ciencia y Tecnología y el Ministerio de Industrias Ligeras y Comercio de Venezuela y la empresa china Lanchao Group Co. Ltd. Para establecer la empresa de capital mixto Venezolana de Industria Tecnológica (VIT), que ensambla y distribuye computadoras con mano de obra venezolana.
En 2007 se crea el Fondo Mixto Chino Venezolano, que permitió el financiamiento de más de 200 proyectos, entre ellos, el Satélite Simón Bolívar, líneas del Metro y vías férreas y terrestres. En el 2008 se lanza el primer satélite artificial, propiedad del Estado venezolano y administrado por el Ministerio para la Ciencia y Tecnología a través de la Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales (ABAE).
En el 2010, se firmó un convenio para la explotación conjunta del bloque Junín 4 en la Faja Petrolífera del Orinoco, a través del establecimiento de una empresa mixta con la Corporación Venezolana de Petróleo.
En 2015 se firmaron nuevos acuerdos para el desarrollo agro-industrial, tecnológico petrolero y un plan para el desarrollo de la industria del oro. En 2017, Venezuela lanzó con éxito su tercer satélite desde la República Popular China que entró en órbita el 9 de octubre de ese año.
En 2018, se firmó un acuerdo para fortalecer la cooperación entre la Corporación Nacional de Explotación de Gas de China (CNODC) y PDVSA con el objetivo de explorar y explotar gas en Venezuela, así como un contrato de explotación del sector aurífero con la empresa china Yankuang Group.
Pdvsa también firmó un acuerdo para traspasar a la Corporación Nacional de Petróleos de China (CNPC) 9,9% de las acciones de Sinovensa, a fin de inyectar recursos que contribuyan a sostener la extracción y mejoramiento de los crudo pesados de la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO). Para el 2019, Pdvsa y CNPC han alcanzado inversiones de más de 3 mil millones de dólares con el fin de incrementar la producción petrolera del país.
Sinovensa es una empresa conjunta de Pdvsa y la estatal china CNPC, que se encuentra ubicada en la FPO. CNPC ha aportado los medios financieros, técnicos y humanos para convertir el crudo pesado venezolano en un crudo de mayor calidad denominado Merey, que es el más demandado por los refinadores asiáticos. Esta empresa mixta ha expandido sus áreas operativas y es el segundo campo de mayor participación extranjera en el país.
Con la expansión de la planta de mezcla José (PMJ), ubicada en el Complejo Industrial José Antonio Anzoátegui se espera que Sinovensa pueda producir 165.000 barriles diarios de petróleo extra pesado y alcanzar luego los 230.000 barriles diarios. Su intensa actividad ha contribuido a desacelerar la caída en la producción de petróleo en Venezuela, afectada por la falta de inversión y problemas de gerencia, problemática que se ha visto agravada por las sanciones impuestas por los Estado Unidos a Pdvsa.
Venezuela en la Ruta de la Seda
En 2018 se acordó la integración de Venezuela a la iniciativa La Franja y la Ruta, también conocida como La Nueva Ruta de la Seda, proyecto global de inversión en infraestructuras de China para corregir las asimetrías y disparidades entre las naciones y facilitar un proceso de integración comercial y económica. Se basa en los principios de apoyo mutuo y beneficios compartidos para crear un sistema económico abierto que haga posible el desarrollo económico sostenible.
La incorporación a La Franja y la Ruta implica la coordinación de políticas públicas para llevar con éxito la colosal inversión en la construcción de ferrocarriles, autopistas, puertos, aeropuertos, oleoductos, gasoductos, acueductos, generación de electricidad y satélites que se requiere para facilitar el libre flujo de personas, mercancías e inversiones y hacer posible el desarrollo integral de los países que participan.
Internacionalmente este proyecto es conocido con las siglas OBOR (del inglés One Belt, One Road). Desde su lanzamiento en el año 2013, más de 150 países y organismos internacionales han firmado acuerdos de cooperación para impulsar y concretar La Nueva Ruta de la Seda, según el principio “contribución de todos para el beneficio de todos”. Estos países representan más del 65 % de la población y más un tercio del PIB mundial.
La inversión china en Venezuela no es ideológica, es pragmática y económica. China, el mayor importador de petróleo del mundo es también el mayor comprador en Asia del combustible venezolano. De allí que su financiamiento se concentre en dos grandes áreas: infraestructura y actividades extractivas en los sectores de petróleo, gas y minería.
Mientras los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM) y Banco Interamericano de Desarrollo (BID) mantienen una actitud contemplativa y se limitan a proyectar nuevas caídas del PIB y el recrudecimiento de la hiperinflación en Venezuela, el gobierno chino ofrece apoyo técnico y financiero que permita desarrollar proyectos de interés común, con base en el esfuerzo mutuo y beneficios compartidos.
El financiamiento chino no exige reformas económicas obligatorias como las del Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial. Beijing acepta que se le pague con petróleo, minerales y otras materias primas, pero exige la obligación de contratar a empresas chinas para ejecutar los proyectos. Lo que más le interesa a China es recuperar sus acreencias y proteger sus inversiones como fundamentos básicos para continuar y profundizar su relación de cooperación con Venezuela.
China se ha propuesto ser una gran potencia económica, comercial y financiera global que tiene a Estados Unidos como uno de sus principales mercados y socios, razón por la cual no le interesa retar ni confrontar a la Casa Blanca en el ámbito geopolítico y militar, cazando una pelea por Venezuela.
China reclama su lugar adecuado en la gobernanza del nuevo sistema multipolar, pero afirma que su pretensión no es volverse hegemónico. Si una confrontación violenta estalla, no será por afanes de expansión y dominación de China. De allí su moderación en el conflicto venezolano.