IBCE • La guerra comercial China-EEUU extiende factura a la soya y minerales bolivianos
La guerra comercial China-Estados Unidos ya pasa factura a los productos bolivianos: cuatro minerales importantes para la economía nacional (estaño, zinc, plomo y antimonio) bajaron de precio, en algunos casos, hasta en 20 por ciento; entre los alimentos, la soya se depreció en algo más de 17 por ciento en el mercado internacional, mientras que los expertos temen que los efectos alcancen a otros productos bolivianos.
Los economistas Henry Oporto, Gabriel Espinoza y Gary Rodríguez coinciden en que los efectos en la economía boliviana comenzaron mucho antes, con la decisión china de desacelerar su economía, aunque la guerra comercial entre las dos potencias económicas mundiales acelera los efectos en Bolivia.
Uno de los últimos gritos de alerta surgió hace poco menos de dos semanas del lado de los minerales. La Bolsa de Metales de Londres (LME, por sus siglas en inglés) reportaba el pasado 8 de abril 21.475 dólares el precio de la tonelada métrica (9,58 dólares la libra fina), pero llegó al pasado 2 de agosto a 14.770 dólares la tonelada métrica (6,69 dólares la libra fina). Ayer, el LME registraba un alza a 16.800. Similares bajones ocurrieron con el zinc (de 3.018 el 1 de abril a 2.263 el 19 de agosto), plomo (de 2.22 a 2.048) y cobre (de 6.491 a 5.708).
El viceministro de Política Minera, Regulación y Fiscalización, Gody Gualberto Hochkofler Sánchez, reconoció la gravedad de las cifras y anunció medidas de contención sin especificar cuáles.
Oporto explicó que el bajón se debe, además de la desaceleración china, a que este país, con la guerra comercial, está vendiendo menos productos industrializados a Estados Unidos, por tanto produce menos y demanda también menos materia prima (minerales) de Bolivia y otros países.
El mineral más exportado de Bolivia es el zinc, aunque los cooperativistas se hallan más preocupados por el estaño (por producir más este mineral), lo mismo que Comibol, con sus dos principales minas: Huanuni y Colquiri.
¿La consecuencia? Al reducirse los precios de los minerales, ingresarán menos recursos por exportaciones mineras y habrá menos regalías.
Soya
El precio de la soya, en tanto, que China compra mayoritariamente de Estados Unidos, ha experimentado un continuo bajón de 439 dólares la tonelada métrica en abril de 2018 (su pico más alto de la última época) a 365 dólares en julio (último reporte), aunque en mayo pasado cayó incluso a 337. El presidente de Anapo, Fidel Flores, dijo en ese entonces que el precio de la soya boliviana era de 225 dólares por tonelada, monto que sólo cubría el costo de producción y que estaba lejos de la expectativa de 280 y 300 dólares.
Esta situación es atribuida también al duelo China-Estados Unidos. “El principal producto que Estados Unidos exporta a China es la soya, y en la medida que le subió aranceles a productos chinos manufacturados, China ha dejado de comprar este grano. Esto ha provocado que haya bastante soya en el mercado internacional, abaratando este producto”, explica el economista Espinoza.
“El hecho de que Estados Unidos no pueda vender soya con normalidad a China, por los altos aranceles aplicados, hace que busque otros mercados, como los andinos (Colombia y Perú, principalmente), que son mercados naturales para nosotros, haciendo, además, que baje el precio”, explica el gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez.
“De otra parte, la peste porcina en China ha disminuido su demanda, lo que presiona también los precios a la baja; finalmente, los inventarios en soya son altos, una razón más para menores precios, frente a lo cual no queda otra opción que trabajar la productividad y competitividad sistémica de la cadena agroproductiva de la soya, si es que no queremos que ésta languidezca”, remata Rodríguez.
EL ORO Y LA PLATA SUBEN, PERO NO COMPENSAN
Entre otros minerales, el oro y la plata tuvieron un alza ligera. La Reserva Federal de Estados Unidos ha reducido las tasas de interés para tratar de impulsar a la economía norteamericana. Para ello, Estados Unidos, necesita reservas en metales preciosos como el oro y la plata, lo que elevó la demanda de estos dos últimos, explica el economista Henry Oporto.
“Pero no es muy significativo, de modo que tampoco nos compensa”, remata Oporto.
También hubo bajón de precios en el cobre, aunque en este caso afecta más a otros países, como Chile y Perú.
OPINAN TRES EXPERTOS
“¿Qué se puede hacer? Nada. Bolivia no controla el mercado internacional. Su influencia es marginal. Sólo queda esperar que cambie el panorama del mercado internacional, lo cual no parece que vaya a ocurrir en el corto plazo. Habrá que ajustarse el cinturón con las inversiones públicas, donde hay mucho despilfarro. Además, han caído las exportaciones de gas natural a Brasil y Argentina. Estamos sufriendo por la baja de los precios de las exportaciones. Eso hacia adelante puede traer una crisis de divisas”. Henry Oporto. Economista
“Los precios de los minerales, los alimentos y los commodities en general dejaron de crecer desde 2015 (con la desaceleración china), pero todavía eran precios aceptables para el grado de productividad que nosotros tenemos, al menos hasta 2017. Pero a ello, se ha sumado esta guerra comercial China-Estados Unidos. En circunstancias como éstas, los primeros afectados son los que no tienen la posibilidad de bajar sus precios aún más, como Bolivia, cuya producción no es tan eficiente, por la falta de transporte, riego mecanizado y otros”. Gabriel Espinoza. Economista
“El saldo comercial con China es atávico, en lo que va del siglo no hemos tenido un solo año en que las exportaciones bolivianas hayan superado a las importaciones. Lo que la desaceleración china y la devaluación podrían ocasionar es que el déficit comercial China-Bolivia se incremente, porque es más probable que las importaciones chinas suban (China subirá su competitividad y es más probable que lleguen más productos chinos y a menores precios) y que las exportaciones bolivianas se compliquen”. Gary Rodríguez. Gerente IBCE
QUÉ HACER: PRODUCIR MÁS Y DIVERSIFICAR LA ECONOMÍA
REDACCIÓN CENTRAL
¿Qué se puede hacer ante esta situación? Par el economista Henry Oporto, no se puede hacer mucho, dado que Bolivia no puede controlar el mercado internacional, por lo que sólo queda “ajustarse el cinturón” y dejar de despilfarrar en el gasto público. Oporto vaticina menores ingresos por regalías en las zonas mineras.
En cuanto a la soya, refiere el economista Gabriel Espinoza, al bajar los costos no queda otra que producir más, pues los precios son bastante bajos.
Una posición similar ofrece el gerente del IBCE, Gary Rodríguez, quien observa la baja producción de Bolivia de dos toneladas de cosecha del grano, cuando los cultivos de Estados Unidos e incluso de países vecinos como Brasil y Argentina rinden a razón de tres toneladas por hectárea. En este punto, observa las objeciones al uso de la biotecnología.
Rodríguez cuestiona también las trabas que el Gobierno puso a la libre exportación de la soya (haciendo muy difíciles los contratos internacionales), aunque tampoco terminó por fomentar la industrialización.
LA EXPORTACIÓN DE CARNE A CHINA ALIVIARÍA EN ALGO
REDACCIÓN CENTRAL
Un capítulo aparte es la exportación de carne a China. Según explica el gerente del Instituto de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, fue muy buena la iniciativa de Gobierno y empresarios que concluyó logrando el protocolo sanitario.
“Se estima que el excedente sea de 20 mil toneladas y dé un ingreso de 80 millones de dólares y al año duplicarse a 160 millones. La idea es que ese monto crezca hasta 2025 con 500 millones de dólares”, explica Rodríguez.
Para tener una idea, el déficit comercial que Bolivia tiene con China es de algo más de 800 millones de dólares.
Hasta ahora, los principales productos que se venden a China son minerales. Durante el primer semestre de 2019, el producto más exportado fue el zinc, pero aunque se envió mayor cantidad que en similar período de 2018, los ingresos bajaron de 105 a 73 millones de dólares; lo mismo que la plata (de 64 a 50 millones de dólares) y plomo (de 28 a 22 millones de dólares). El único producto no mineral entre los cinco primeros de esta lista es el de maderas serradas (bajó de 2,6 a 1,5 millones de dólares).