OPEP toma el desafío del petróleo de esquisto
Es un hidrocarburo no convencional y EEUU es el mayor productor
Tras presentarlo hasta hace poco como su más temido rival, la OPEP ha cambiado de tono con el petróleo de esquisto, al que ahora asume como un elemento más del paisaje energético mundial.
“Nosotros no estamos pensando, ni imaginando ni soñando que los productores de petróleo de esquisto no vayan a estar más ahí”, lanzó ayer en Viena el ministro emiratí de Energía, Suhail al Mazrouei.
“Es un fenómeno que va a seguir con nosotros, con el que hay que convivir y encontrar un equilibrio”, dijo, por su parte, el secretario general del cártel, Abdallah el Badri.
El tono está muy lejos del alarmismo generado por el rápido incremento en los últimos cinco años de los petróleos no convencionales, como las arenas bituminosas de Canadá o, sobre todo, el petróleo de esquisto de EEUU, explotado mediante la técnica de fracturación hidráulica (fracking).
EEUU ha emergido como uno de los mayores productores del mundo, menos dependiente de las importaciones de África o el Golfo.
Frente a este nuevo fenómeno, que ha contribuido a la fuerte caída de las cotizaciones de crudo, la OPEP prefirió en noviembre mantener su nivel de producción, en lugar de recortarlo, más preocupada en defender su parte de mercado que en sostener un nivel determinado de precios.
La estrategia ha empezado a dar resultado, con un progresivo aumento de precios desde febrero, y una incipiente reducción de la producción en EEUU.