Página Siete • El superávit energético se acorta por importación de combustibles
El superávit energético del país se acorta debido a la caída en la exportación de gas natural y el incremento en la importación de combustibles. A julio de 2019, el excedente registra una diferencia positiva de apenas 592 millones de dólares. La diferencia entre la exportación de gas natural y la importación de combustibles marcan el superávit o déficit energético.
Entre enero y julio de este año, el país vendió gas por un valor de 1.551,8 millones de dólares, monto inferior en 17% respecto a un periodo similar de 2018, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), sistematizados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).
En contraposición, las importaciones no detuvieron su ascenso: hasta julio pasado, las compras de gasolina y diésel sumaron 959,8 millones de dólares.
Las cifras muestran que la brecha entre ventas y compras se sitúa sólo en 592 millones de dólares. Expertos advierten que, con estos números, se corre el riesgo de que en los siguientes meses se registre un déficit energético en la balanza comercial del área.
El exministro de Hidrocarburos Álvaro Ríos indicó que Bolivia tuvo un ciclo “espectacular” de bonanza económica con ingresos rentistas, basado más que todo en la venta de gas a los mercados de Brasil y Argentina.
Recordó que fruto de los altos precios internacionales del energético entre 2007 y 2014, y de los mayores volúmenes enviados a los dos mercados vecinos, hubo grandes ingresos. No obstante, las importaciones de combustibles tienen relación directa con la base de cotizaciones internacionales del petróleo.
En ese contexto, manifestó que por la reducción en la producción de petróleo y condensado, asociado al gas natural, Bolivia cada vez importa mayores volúmenes de diésel y gasolina.
Por ejemplo, el superávit energético en 2010 registró 2.190 millones de dólares; en 2011, era de 2.904 millones de dólares; en 2012, de 4.372 millones; y en 2013 y 2014, en cada gestión se situó en 5.007 millones de dólares.
Sin embargo, a partir de 2015 los precios y volúmenes de las exportaciones de gas natural se redujeron de forma significativa y, en paralelo, las importaciones de diésel y gasolina subieron sustancialmente. Esto hizo que el superávit energético caiga de modo estrepitoso: en 2018 cerró con 1.744 millones de dólares.
“¿Qué hacer para tratar de revertir esta coyuntura luego del periodo electoral y a partir de enero 2020? El país necesita dólares de exportación urgentemente”, enfatizó Ríos.
En su criterio, entre las medidas para revertir esta situación, en un sector imprescindible para la economía, está la elaboración de una legislación y regulación inmediata para incentivar la nueva producción de petróleo en campos pequeños y maduros.
Con esta medida se puede obtener en breve plazo entre 5.000 a 6.000 barriles por día de petróleo, lo que disminuirá la importación y “dará vida” a las refinerías, que desde hace varios meses redujeron su producción.
La otra sugerencia de Ríos es negociar un contrato de gas “plano” (sin el pico de 100% invierno) con Argentina, y contratar toda la capacidad de producción restante con Petrobras y otros mercados en Brasil, luego de abastecer la demanda interna.
Para el analista Hugo del Granado no sería ninguna sorpresa para nadie que la balanza comercial energética de Bolivia se revierta por dos razones: primero, porque el nivel de exportación se redujo y porque no se negociaron nuevos mercados de venta.
“Todos los anuncios de que se iba a vender gas a Uruguay, Paraguay o Perú no tienen resultado y a los mercados que se pretenden ingresar son muy pequeños. Deberían centrar su atención en lograr un acercamiento con Chile, que es más grande que los tres anteriores juntos”, afirmó.
Citó que esta situación hizo que la alimentación a las refinerías baje y que su operación sólo alcance al 70% de su capacidad, por lo que 20.000 barriles por día no se usan por falta de materia.
“Ambos factores hacen que se acerquen peligrosamente los niveles de exportación a los de importación, por lo tanto, se profundiza el déficit comercial, debido al incremento de la importación de carburantes”, analizó.
La única posibilidad de revertir esta situación y evitar un déficit energético es elevar la producción, aumentar las reservas, hacer un ajuste en la política exploratoria y reemplazar la matriz energética, ya que los biocombustibles son “paliativos”.
El exministro de Hidrocarburos Carlos Miranda apuntó que “el problema con Arabia Saudita hace prever un petróleo crudo de más de 70 dólares por barril. Que la balanza se vuelva negativa es inevitable. Esta situación, en tres o cuatro años, será una terrible sangría a la economía. Se debe disminuir el consumo de diésel y gasolina, y con las reservas de gas menguadas, es mal negocio vender electricidad con plantas termoeléctricas”.