Página Siete • Refinería: empleados denuncian falta de crudo para procesar
Identifican carencia de un plan que responda a la situación y observan un comportamiento “omisivo y negligente” de las autoridades anteriores y las actuales.
Los trabajadores petroleros de la refinería Gualberto Villarroel, en Cochabamba, denunciaron ayer la falta de petróleo crudo para procesar en la planta e identifican una carencia de un plan estratégico para encarar la “crítica” situación y observan un comportamiento “omisivo y negligente” de autoridades anteriores y actuales que trabajan en la estatal.
Advierten que la capacidad sólo llega al 59%, cuando hay crudo, de lo contrario se paraliza su producción por falta de insumo.
“Los trabajadores petroleros de Cochabamba estamos muy preocupados por la difícil situación económica por la que atraviesa YPFB y en particular la refinería Gualberto Villarroel como consecuencia de la politización con la que autoridades gubernamentales impusieron en YPFB y subsidiarias a personal obsecuente, ejecutivos y empleados que han ejercido sus funciones de forma parcializada y política”, señala el manifiesto público del sindicato de trabajadores, documento que fue firmado por al menos 12 dirigentes.
Complementa que les preocupa la caída de la producción de crudo sin planes de reactivación de pozos en actual producción, falta de previsión en prospección, exploración, explotación de campos petroleros, negligencia en previsiones para importación de crudo, para que por lo menos permita a las dos refinerías trabajar eficientemente.
Afirman que se identifica una carencia de un plan estratégico que responda a la situación “crítica” y actual, y observan un comportamiento “omisivo y negligente” de autoridades anteriores y actuales y que, por el contrario, en esta difícil situación, sólo se interesan en obtener “ventajas de sus cargos y en satisfacer apetitos político partidarios”.
Además, cuestionan que pese a haberse evidenciado una caída en las utilidades de la estatal, desde 2017, cuando se registraron 35 millones de dólares, en 2018 sólo se llegó a 22 millones y en 2019 a menos de un millón de dólares, fue porque desde 2016 se designó a personas por afinidad política, en muchos casos sin conocimiento o experiencia técnica, que asegure una perspectiva empresarial de desarrollo de ambas refinerías.
También cuestionan que se hayan hecho malas inversiones y gastos administrativos excesivos, en algunos casos, no justificados para la estatal; mientras que se exige y se presiona para optimizar costos a nivel operativo.
“Es necesario que la opinión pública conozca la verdad de la famosa nacionalización en 2007, cuando los bolivianos compramos y pagamos a Petrobras 112 millones de dólares por las dos refinerías y como medida política se amplió la capacidad de procesamiento con una inversión de 620 millones de dólares, que dejó endeudada a la empresa y sin acompañar con proyectos y políticas empresariales”, manifiesta.
Compara que la instalación y ampliación que en Cochabamba incrementó la capacidad de procesamiento de petróleo crudo a 39.750 barriles por día (BPD), pero a la fecha la planta opera al 59% de su capacidad instalada, siempre y cuando recibe crudo, de lo contrario paralizan su producción.
Otra de las observaciones son las medidas improvisadas y la reestructuración empresarial a conveniencia de autoridades y ejecutivos.
“En cuanto a la administración, la empresa simplemente es utilizada por gerentes y autoridades para contratar personal improvisado, se cambian directores para acomodar a jefes es el caso de Amilcar Jesús Taboada, vicepresidente del directorio, bajo la complicidad de gerencias de talento humano”, reprocharon.
Según el sindicato, la estructura jerárquica, ejecutiva y administrativa supera en número a los trabajadores de producción; incluso ahora en plena pandemia se continúa contratando a personal administrativo.
Ante esta situación los trabajadores plantean que al no haber un plan de reactivación del sector petrolero se exige que el presidente de YPFB y los altos ejecutivos de la empresa sean nombrados conforme a leyes, en función a su trayectoria y experiencia en el área petrolera y se deje de lado el color político.
Se exige el esclarecimiento de los múltiples actos de corrupción y se transparenten los reportes de balances económicos y las utilidades de la empresa. Además se pide elaborar y planificar de manera inmediata el proyecto para la importación de petróleo crudo y se pide que se acabe con las reestructuraciones y contrataciones.
Página Siete intentó contactarse con YPFB para conocer su versión de la situación; sin embargo, hasta el cierre de esta edición no obtuvo respuesta.
Refinería de YPFB
- Operación En general, las dos refinerías que opera la estatal YPFB, Guillermo Elder Bell, en Santa Cruz, y Gualberto Villarroel, en Cochabamba, tienen una capacidad instalada para procesar 64.350 barriles por día (BPD) de petróleo. No obstante, la producción de líquidos que se logró desde 2014, cuando se extrajeron 63.090 BPD, pasó a disminuir y en 2019 se cerró con 45.080 BPD.
- Retroceso Pese a haberse invertido más de 670 millones de dólares en 12 años para las mejoras de las dos principales refinerías del país, en los dos últimos años producen un volumen similar al de 2006, un promedio de 48.300 BPD. Durante la cuarentena total por la pandemia en este año, ambas plantas bajaron en hasta un 46% por una menor demanda de combustibles.
Punto de vista
Álvaro Ríos Exministro de Hidrocarburos
“Sólo refleja el mal manejo”
Estos temas que cuestionan los trabajadores de YPFB Refinación van a comenzar a salir porque vamos viendo que el balance de las empresas y los estados financieros no han sido presentados desde hace mucho tiempo.
Con esta producción que está al 59%, puede correr el riesgo de cerrar una de las refinerías porque no hay opción, porque si a una la tenemos operando al 50% al igual que la otra, sólo debería funcionar una sola y así ahorramos costos.
El pronunciamiento hace conocer claramente la situación en la que actualmente se encuentran las diferentes subsidiarias de YPFB. Si bien es un diagnóstico que no tiene calidad técnica, pero expresa una preocupación enorme de los trabajadores de las refinerías que ven politización en la empresa, ven mal manejo y no le ven un futuro.
Fuente: Página Siete