Fracking: “nuevo paradigma” de la devastación territorial en Bolivia (PÀGINA SIETE) OPINIÓN

PALABRAS CLAVE: FRACKING – RESERVAS DE GAS – ENERGÍAS RENOVABLES – FRONTERA PETRÓLERA – CAMBIO CLIMÁTICO 

ELIZABETH PAREDO (PÁGINA SIETE) 2018-07-29

La necesidad de confirmar a cualquier costo reservas de gas y la ausencia de una estrategia para salir de la dependencia de los combustibles fósiles está cercando al gobierno de Morales.

La falta de visión que considere la importancia de una transición a energías renovables ante la emergencia del cambio climático en el país está ocasionando una desaprensiva e irresponsable ampliación de la frontera petrolera, que bajo un conjunto de leyes y decretos que avalan el atropello territorial en las áreas protegidas, en los parques nacionales y reservas naturales.

A pesar de que en el pasado, declaraciones de funcionarios del gobierno del MAS afirmaron que Bolivia no entraría al fracking, en los últimos años se ha estado realizando exploraciones para encontrar reservas de gas no convencional en nuestras principales cuencas de agua.

Las empresas que están involucradas en estas actividades son la francesa Beicip Franlab y la canadiense Cancambria. Beicip se ha encargado de mapear las cuencas y desarrollar un estudio prospectivo para un modelo de explotación mediante la tecnología del fracking, tanto para gas y petróleo. Sus hallazgos han motivado intrépidas declaraciones de las actuales autoridades del sector, que contradicen lo que el Gobierno postulaba al respecto.

Para el ministro de Hidrocarburos, Luis Sánchez, se trata de un verdadero “cambio de paradigma” en la exploración de hidrocarburos en Bolivia y que ahora se va a explorar en las cuencas para una evaluación de los “recursos convencionales y no convencionales”.

“Hemos realizado un cambio de paradigma en la exploración de Bolivia, antes sólo se exploraba el Sub Andino Sur, que prácticamente es de Villamontes a Camiri, y a niveles someros.  Con Beicip hemos definido que el estudio debería ser a nivel de cuencas como el Sub Andino Sur, Sub Andino Norte, Madre de Dios, Pie de Monte, Llanura Chaqueña, que nos permita tener una evaluación de los recursos convencionales y no convencionales.  En ese marco, Beicip nos da una estimación de 130 TCF’s en todo el país en recursos convencionales, mientras que en no convencionales esta estimación se estaría multiplicando en casi cinco veces más”. (ministro Luis Sánchez, La Razón, 3 de Marzo de 2018).

El ministro se ha referido  de la Cuenca Madre de Dios en Beni y Pando y el Chaco tarijeño, y según sus expresiones las exploraciones en nuestros parques nacionales podrían determinar un “cambio en la historia de los hidrocarburos de Bolivia” para lo que ha recalcado la necesidad de asegurar la seguridad jurídica para las empresas:

“El factor de reposición, y lo dice una de las empresas más grandes del mundo, puede ser entre el 1 a 10%. Beicip Franlab y YPFB muestran el escenario más conservador que es el 1%, pero si calculamos a un 10% estaríamos hablando de 40 millones de barriles de petróleo y 120 TCF’s de gas convencional” (…). “… las empresas  apuestan hoy a invertir en Bolivia, vienen muchas empresas y eso traducimos en firmas, acuerdos, en intenciones para luego materializarlas en nuevos contratos, por ello es que estamos atrayendo inversiones, este año haremos dos promociones de áreas en el extranjero, empezamos el año pasado en el FPEG, este año trataremos de superar los 4.500 millones de dólares en inversión extranjera para exploración y explotación en nuestro país” (Ibíd.)

La necesidad de confirmar a cualquier costo reservas de gas y la ausencia de una estrategia para salir de la dependencia de los combustibles fósiles, está acercando al gobierno de Morales a un peligroso escenario en el que, en lugar de concebir modelos que fortalezcan la resilencia de la sociedad en base a fuentes renovables y una gestión democrática de la energía, prefiere estrechar lazos con las transnacionales del petróleo en uno de los métodos más nocivos para la extracción de hidrocarburos: el fracking, que contamina el agua, emite metano y provoca destrucción territorial y humana agravando el cambo climático.

Las políticas energéticas en Bolivia están allanando el camino para alianzas con transnacionales que ya operan con amplias ventajas en nuestro territorio. Sinohydro, Shell, Repsol, Geodata (que prepara la licitación internacional para la construcción de El Bala y Chepete en la Amazonia paceña), Cancambria, China International Water& Electric, China Three Gorges Corporation (que construyó la gran Represa Tres gargantas en la China desplazando a más de un millón de personas), la rusa Rosatom (conocida por el peor accidente nuclear de la historia como fue el caso Chernobyl) y otras grandes, tienen contratos para obras de infraestructura y mega hidroeléctricas con inversiones y créditos millonarios que suman mas de 21.000 millones de dólares.

Estos emprendimientos atropellan el mecanismo de Consulta Previa del Convenio 189 de la OIT. Varias organizaciones indígenas y de la sociedad civil, han denunciado la sistemática falta de consulta y han criticado el Decreto Supremo 29033: Reglamento de consulta y participación para actividades hidrocarburíferas, donde el Estado se atribuye el derecho de decisión sobre el territorio originario “si no hubiera respuesta de las comunidades afectadas”.

Con ello amplía un margen de manipulación que puede posibilitar una interpretación a favor de las invasiones de territorios.

Si este contexto es el que permitirá el inicio del fracking en Bolivia, solo será la profundización del despojo y la contaminación del agua a gran escala, ya que el fracking es la más nociva forma de depredación ambiental altamente adictiva por los réditos económicos que genera.

La visión insostenible y arbitraria de este “mal desarrollo” es atentatoria de los territorios, del agua, de la vida, de los derechos de las comunidades indígenas y sobre todo para las generaciones futuras. Aún estamos a tiempo para detener esta locura de la alianza entre “depredación, energía y billetes” como falsa y destructiva fórmula de bienestar y progreso.

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