Análisis ve irreal los 10,7 TCF de gas (EL DÍA)

PALABRAS CLAVE: INFORME DE SPROULE – INFORME DE EVALUACIÓN DE RESERVAS VS CERTIFICACIÓN DE RESERVAS – CEDLA EN LOS MEDIOS 

ISMAEL LUNA ACEVEDO (EL DÍA) 2019-03-10

Dato. A seis meses del informe de Sproule, un nuevo análisis de parte de expertos en hidrocarburos pone en duda al Gobierno. Dudan de la fiabilidad de un informe que hasta hoy es desconocido.

Si Dios hace demasiados milagros; hay que dudar de Dios”, interpela una frase muy popular. Y con el tema de las reservas de gas de Bolivia,  según los especialistas, la situación se torna elocuentemente parecida. El hecho estriba en que nada demuestra que Bolivia posea 10,7 TCF (Trillones de pies cúbicos) de reservas probada de gas, como quedó sentenciado el 2018, cuando la compañía canadiense, Sproule International Limited, presentó su informe de “evaluación de reservas” y no así una “certificación de reservas”. Es más, dicen los expertos, cuando han transcurrido casi seis meses, no se conoce el informe en detalle de lo que se hizo público.

«Resulta preocupante, por las dudas que siembran las evaluaciones y certificaciones, efectuadas cada 4 años, debido a que las reservas de gas han sido sobredimensionadas», apunta de manera contundente el geólogo y experto en exploración Edmundo Pérez.

El especialista, argumenta que para sostener esta aseveración es muy sencillo, desde el año 2006 al 2018 (12 años), «no se efectuó ningún descubrimiento de gas de magnitud que reponga las reservas consumidas», dice Pérez.

El péndulo de la duda.  “El valor de reservas probadas totales del país es de 10,7 TCF’s”, informó el 29 de agosto de 2018, Cameron Six, presidente y CEO de la compañía Sproule, en conferencia de prensa junto al ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez junto con el presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Óscar Barriga.

Para el ingeniero reservorista, cuyas iniciales son H.A (evitó descifrar su nombre), el Gobierno dio una información citando 10,7 TCF de reservas probadas de gas, sin especificar «cuánto corresponde a la categoría desarrollada PD y cuánto a  la categoría no desarrollada PND y de qué manera se pudo lograr tan maravillosa mejora, una verdadera sorpresa para los entendidos».

Bajo esos antecedentes, los expertos en tema de exploración e ingeniería hidrocarburífera, haciendo hincapié a un  análisis pormenorizado a la información proveniente del mismo gobierno y de YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos), aseguran que las reservas probadas de gas al 31 de diciembre de 2017 solo alcanzan a 5.35 TCF y no así de 10,7 TCF.

Pero el mayor argumento de los analistas se asienta  que en los 13 últimos años del gobierno de Evo Morales, se han llevado adelante tres procesos de certificación de reservas, sin cumplir las normas nacionales e internacionales, que comprenden los años, 2009, 2013 y el 2017.

Tomando en cuenta la declinación de los megacampos San Alberto (SA) y Sábalo(SB), los expertos en su análisis técnico señalan que ya en la certificación del 2013 hubo una sobrevaloración de cifras reales de las reservas. «Muestran que hubo una sobreestimación de las reservas probadas de 1.803 TCF (0. 685 TCF de SA y 1.118 TCF de SB) se concluye que la reserva probada total al 31/Dic/2013 debe corregirse quitando la sobrevaloración a los 10,45TCF al menos el déficit de 1.80 de megacampos», refiere el análisis de H.A & Pérez. Entonces, concluye que al 31 de diciembre de 2013 las reservas probadas fueron solamente de 8,65 TCF. «Si se tomara en cuenta que el déficit de producción de los megacampos SA y SB se compensó con una sobreexplotación o aceleración del vaciamiento de la reserva probada de otros campos, el valor de 8,65 TCF se reduce aún más», precisa Pérez.

En tanto para la “evaluación” entregada por Sproule de agosto 2018, la situación fue parecida. Sabiendo que la producción de gas acumulada durante los cuatro años 2014 a 2017 alcanzó a 3,1 TCF, la reserva remanente al 31/Dic/2017 fue solamente de 8.65 TCF a partir de la certificación de gas al 31/Dic/2013 de 8,65 TCF, corregida por el déficit de SA y SB. «No teniendo evidencia de que se haya descubierto ningún megacampo nuevo, surge la pregunta, ¿cómo y de dónde salen otros 5.35 TCF para llegar a la cifra de 10.7 TCF?», se preguntan los expertos, cuya respuesta es incierta de parte del gobierno y de Sánchez, el ministros del sector.

«Es que el consumo de gas, en cada periodo, entre certificaciones curiosamente es de 3 TCF y fracción. Entonces con las reservas últimas que se han hecho, si restamos esas fracciones, ahora deberíamos tener mucho menor a la estimada, tomando en cuenta la declinación de los campos de San Alberto y Sábalo», argumenta Carlos Arze, investigador del Cedla (Centro de Estudio Para el Desarrollo Laboral y Agrario).

Escasa información. Desde agosto 2018 hasta hoy transcurrieron seis meses y no se conoce el documento en sí y el detalle del informe de Certificación de Reservas de Gas de Sproule. “Se ha observado en esta última evaluación que el ministro de Hidrocarburos (Luis Alberto Sánchez),  en diversas  publicaciones pronosticó los resultados de la evaluación y certificación. Posiblemente por eso indujo a la empresa canadiense Sproule, al resultado presentado”, deduce Pérez.

A su vez, Hugo del Granado, ingeniero químico y especialista hidrocarburífero, señala que en realidad el Gobierno a lo largo de las tres certificaciones  (2009, 2013 y 2018) que hizo, solo se conocieron  los números finales de los informes, mas no los contenidos. «No es novedad que hasta el momento no se conozca el informe de Sproule, porque nunca tampoco se ha conocido el contenido de los anteriores informes de certificación», puntualizó.

La única razón que explica esa afirmación de los expertos es que el volumen que se extrajo año tras año,  durante 12 años,  no ha sido repuesto con nuevos descubrimientos. Eso significa que las reservas probadas disminuyen también año tras año.

Matices de lo que se deduce del informe de sproule

Contexto. El informe de “cuantificación y certificación de reservas de hidrocarburos” al 31 de diciembre 2017, presentado el pasado 29 de agosto de 2018 por la empresa Sproule International Limited, estableció 10,7 TCF en reservas probadas, un total de 12,5 TCF de reservas probadas más probables y otro total 14,7  TCF entre probadas, probables y posibles.

Parámetros. El informe, según el escueto documento hecho público por YPFB, contempló la evaluación de 60 campos productores de hidrocarburos, con un total de 306 pozos gasíferos y 131 pozos petrolíferos.

Sproule, fundamenta el documento hecho público, asignó reservas de gas para 37 campos y reservas de petróleo para 17 campos. No se asignaron reservas a 6 campos debido a que sus costos de operación exceden las ganancias.

Pasos. Sproule empleó distintas metodologías en función del grado de madurez de los campos para la estimación de cada categoría de reservas 1P(probadas), 2P(probables) y 3P(Posibles). Además para todos los campos incluyeron las actividades de producción de hidrocarburos asociada, presentadas en los planes de desarrollo, planes quinquenales de inversión y programas de trabajo y presupuesto.

Punto de vista

Hugo del Granado
ingeniero químico y experto en hidrocarburos

‘Con esa certificación se debe negociar nuevos contratos de gas’

«De las tres certificaciones que ha hecho el Gobierno nunca han dado a conocer el detalle y menos las bases, los resultados y las conclusiones de las certificadores. Y con Sproule, tampoco fue la excepción.

Evidentemente hay dudas por los resultados de la certificación de reservas que mencionan los analistas. Sin embargo, hay que reconocer que con dicha certificación hecha pública, conocida así sea vía una conferencia de prensa sobre los números finales sobre la cantidad de reservas probables, posibles y probadas, se tiene que iniciar la negociación de nuevos contratos de gas con mercados como Brasil y Argentina o con un nuevo mercado.

Bolivia, con esos resultados y con ese documento de certificación de reservas  tiene que demostrar a los clientes que se buscan como por ejemplo con el reciente contrato que firmó con el Paraguay o incluso en la perspectiva de llegar con gas boliviano al sur del Perú.

Entonces a esos potenciales clientes se les tiene que demostrar la capacidad que tiene Bolivia y que sobre todo tiene la cantidad suficiente de gas que está ofertando.  En ese caso, no puede ser que presenten un informe que pueda estar manipulado o que contenga dudas en su contenido; tiene que ser un documento bien respaldado, de tal manera que los técnicos de las empresas a las que se quiere vender el gas, estén convencidos de que Bolivia tiene el gas que se está ofreciendo.

De lo contrario, Bolivia corre el riesgo o estaría jugando un verdadero papelón internacional. Por tanto, nuestro país y sobre todo el Gobierno debe saber y confiar en la seriedad de los informes que le han entregado para ir a negociar al exterior.

De otra manera, si los datos no fueran reales, todo proceso terminaría en un fracaso».

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