La eficiencia energética demanda una ley, inversiones y nuevos hábitos de la población

Decisión política reflejada en normas específicas, compromiso de los privados para viabilizar inversiones y conciencia de toda la población, son parte de los elementos necesarios para avanzar por el camino de la eficiencia energética y lograr un progresivo cambio de matriz. Una ruta que muchos países ya están caminando y que se refleja en un objetivo mayor: cero emisiones netas de carbono para 2050.

A pocos días de la COP 26, la cumbre sobre cambio climático que se realizará en Glasgow, los países de la región avanzan de manera diferente. Bolivia, al ser un país en vías de desarrollo, no tiene un compromiso en el marco del Protocolo de Kyoto, pero comienza a dar algunos pasos. como la ley de Movilidad Eléctrica. No obstante, Chile lleva la delantera y tiene asumido el compromiso de la descarbonización en 2050 y metas parciales para las próximas décadas, lo que se traduce en acciones del Estado, las empresas y la población en general.

Este proceso dio un paso importante en 2021, con la aprobación de la Ley de Eficiencia Energética tras ocho años de discusión y donde los temas centrales fueron los bonos y multas, así como las nuevas instituciones para regular los fondos. La norma establece metas para alrededor de 2.000 empresas, aquellas que tienen un consumo anual mayor a 100 tera calorías por hora, por lo cual tendrán que establecer sistemas de gestión de energía y reportar sus ahorros y consumos.

Rodrigo Balderrama, experto en eficiencia energética y gerente general de Roda-e

Para ello, hasta fin de año debiera promulgarse el reglamento y el primer año de aplicación será de carácter correctivo. “Lo importante es que ahora tendrán que incorporar la energía dentro de sus decisiones, ya no sólo como un factor económico”, explica Rodrigo Balderrama, experto en eficiencia energética y gerente general de Roda-e. Se espera que en 2023 entre en vigencia una ley de impuestos verde, nuevos límites en emisiones y compensaciones para ahorros mayores.

Chile tiene el compromiso de ser carbono neutral en 2050. En ese camino, hasta 2024 tendrá que sacar 1.000 megawatts de potencia eléctrica de ocho centrales que funcionan a carbón y se espera que en 2040 se haya eliminado este combustible fósil de su sistema de generación eléctrica. Un proceso que en los últimos meses tuvo algunos inconvenientes, por la grave crisis hídrica que se vive en la región y que obligó a dar un paso atrás en una de las centrales para mantener el equilibrio en el sistema de generación.

No obstante, estos cambios se iniciaron hace 20 ó 15 años, cuando se estableció por primera vez la exigencia de que una parte de la generación eléctrica provenga de renovables, lo que se incrementó paulatinamente y, en la actualidad, el 40% ya proviene de fuentes como la solar o la eólica. Esto se aceleró tras los problemas que enfrentó Chile en la provisión de gas natural desde Argentina.

Una complicación mayor en un país que importa prácticamente todos los combustibles que consume, pero que se convirtió en el motor para el desarrollo de la energía limpia. En el último año, el hidrógeno verde ha ingresado en esta hoja de ruta y, a pocas semanas de las elecciones generales, todos los programas apuntan a continuar con la descarbonización, eliminando el uso de carbón y de leña, ésta última producto de las bajas temperaturas.

Inversión con buen retorno

La nueva ley establece una reducción del 10% de la intensidad energética hasta el año 2030, cuando se prevé una reducción del 5,5% del consumo energético, la cual alcanzará al 7% en 2035. Además, contempla la gestión de la energía, la calificación energética para diferentes edificaciones, un estándar mínimo para los vehículos y la incorporación de sistemas de carga para los eléctricos, los que ya se pueden encontrar en alrededor de 400 puntos del país.

Balderrama destaca que un adecuado sistema de gestión permite un ahorro energético del 5 al 20%, con una inversión que tiene períodos cortos de retorno. Ponerlos en marcha es más fácil en empresas con sistemas de calidad desarrollados y una alta dirección comprometida.

Un elemento esencial para avanzar en eficiencia energética, es el compromiso de la población y cómo va incorporando hábitos de consumo alineados con la reducción del consumo de energía. Por ejemplo, en Chile ya no se comercializan focos incandescentes y todos los artículos de línea blanca tienen información sobre su consumo de energía. “Hoy la gente entiende los etiquetados y el consumo energético es una variable para su decisión de compra”, explica Balderrama.

La generación es importante, pero no suficiente

Chile tiene instalada una amplia capacidad de generación eléctrica y con una participación importante de energías renovables, pero aún enfrenta problemas técnicos que afectan a la estabilidad del sistema. Hoy el desafío es garantizar la transmisión en un sistema nacional que tiene polos muy marcados de desarrollo.

Actualmente se está montando la primera planta de hidrógeno verde en Magallanes, lo que también implicaría una reducción de las importaciones de gas natural. No obstante, se requieren fuertes inversiones y aunque haya una matriz mayoritariamente renovable, mientras no exista capacidad de almacenamiento, el sistema necesita un respaldo con energías fósiles. Una semana con poco viento o sin suficiente sol, puede desestabilizar el sistema.

Publicado en: RIMAYPAMPA