China deja a las empresas estatales sin ahorro interno (CLARÍN)

PALABRAS CLAVE: EID – EMPRESAS ESTATALES – AHORRO INTERNO – CHEMCHINA – CHINA REFORM HOLDINGS 

JORGE CASTRO (CLARÍN): 3.12.2017:  El responsable de la adquisición por ChemChina del grupo suizo de agroquímicos Syngenta en US$43.000 millones —la mayor compra realizada en el exterior por la República Popular en toda su historia— ha sido designado titular de un nuevo fondo de inversiones con sede en Beijing, destinado a canalizar el ahorro de las compañías estatales y a convertirlo en inversiones directas en el sistema mundial (IED).

El nuevo fondo —China Reform Holdings— dispone de recursos iniciales por US$30.000 millones, pero si se le agregan los ahorros de las firmas estatales, incluyendo los 4 grandes bancos del Estado, y los aportes del Fondo Soberano de la República Popular (US$857.000 millones), no tiene tope para el monto de capitales que puede colocar en el exterior en los próximos años.

Lo que ya se sabe es que el presidente Xi Jinping ha señalado que China prevé duplicar su PBI en 10 años, y que importaría bienes y servicios por US$16 billones en 2025.

También se conoce que la República Popular aspira a recibir más de US$1 billón en IED hasta entonces, y que se dispone a colocar en el exterior inversiones por más de US$1,5 billones.

Robert Lu, el nuevo titular de China Reform Holdings, en su condición de vicepresidente de ChemChina, ha sido responsable por inversiones en el exterior de más de US$55.000 millones, incluyendo la compra de Pirelli en Italia y de la principal compañía de agroquímicos de Israel, Adama.

La creación de China Reform Holdings es estratégica: surge de la decisión de quitarles a las empresas estatales el control de sus ahorros domésticos —estimados en US$1,5 billones— con el objetivo de obligarlas a financiarse en el sistema financiero internacional, ante todo en Hong Kong, Shanghái y Shenzen, a cambio de ejecutar un proceso de ineludible reestructuración que aumente significativamente su tasa de retorno sobre el capital invertido.

Al mismo tiempo, se otorga el resorte final de las decisiones en materia de financiamiento e inversiones de cada una de ellas a los comités del Partido Comunista, despojando de estas atribuciones a las autoridades corporativas.

Un rasgo estructural de las empresas estatales chinas es que hay una diferencia de 3/6 puntos en el nivel de productividad/competitividad con el que tienen las empresas privadas, en especial las surgidas en los últimos 6 años que integran la economía digital (que ya es 30% del PBI y sería 55% en 2021).

Las reglas que se aplican a las inversiones chinas en el exterior son las mismas que se imponen a las empresas estatales, porque todas ellas tienen el mandato del Partido y el Estado de convertirse en globales, o en caso contrario fusionarse con otras (desaparecer).

Usualmente, en los últimos 6 años, las inversiones chinas en el exterior se realizan en compañías de alta tecnología que toman como parámetro de comparación a las más avanzadas del mundo, y que están destinadas a incrementar el nivel de productividad/competitividad de las empresas afectadas.

Se trata de un experimento de innovación estructural de alcance global, y para eso China dispone de la mayor fuente de capitales del mundo de hoy, por encima de EE.UU. y Europa.

Esencialmente, es una política anticorporativa, que rechaza la prioridad otorgada hasta ahora a la autonomía de las juntas directivas internas, la alta burocracia de las empresas estatales.

En adelante, la legitimidad de la función de estos ejecutivos (management) depende exclusivamente de su capacidad para aumentar la productividad y la innovación, medidas por la magnitud de la tasa de retorno sobre el capital.

No es un criterio funcionalista (hacer que el statu quo funcione mejor), sino transformador (crear nuevas estructuras de inversión y productividad cada vez más avanzadas y competitivas). Después de todo, el Partido Comunista es una fuerza revolucionaria fundada en 1921.

El nuevo Fondo va a transferir su sede de Beijing a Shenzen (al lado de Hong Kong) en los próximos 3 meses. Shenzen es la punta de lanza y la región más avanzada en innovación y productividad de la República Popular. Allí lanzó Deng Xiaoping en 1992 (“Viaje al Sur”) su llamado a una revolución dentro de la revolución, lo que significaba volcar definitiva e irreversiblemente a China al capitalismo más avanzado.

Ahora China se ha convertido en el eje del capitalismo en el siglo XXI, y esto se revela en el hecho de que está transformando su ahorro domestico (US$6,3 billones) en ahorro global, lo que se traduce en que las inversiones chinas en el exterior, que hoy ascienden a 5% del PBI mundial (US$2,5 billones), serían 30% de ese total en 2025 (US$22 billones).

Esta tendencia de fondo se sustenta en una anterior: el PBI chino era 2,8% del PBI global en 1980 (cuando comenzó el proceso de reformas y vuelco al capitalismo impulsado por Deng Xiaoping), y alcanzó a 17,8% en 2016, y se apresta a trepar a 30% en 2025.

La creación de China Reform Holdings es una decisión de Xi Jinping que revela su visión del mundo en 2017, y que por su ambición sería del agrado de Mao Tse Tung y de su sucesor, Den.

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