Noruega quiere rediseñar la banquisa ártica para facilitar las prospecciones petrolíferas

Esta es la noticia que todos los noruegos esperaban. Después de 2 meses de noche polar, la ciudad situada en el interior del círculo polar ártico se ha parado durante unos instantes para celebrar el Solfesten.

Sin embargo, otra noticia más importante pasó desapercibida. La doble decisión del gobierno que abre la vía a nuevas actividades de búsqueda de petróleo y de gas en el mar de Barents. El Ministerio del Petróleo autorizó el pasado 20 de enero, la prospección de 57 zonas situadas en su mayor parte en las aguas más al norte del mar de Barents, que bordea la costa norte de Noruega y el noroeste de Rusia.

En otro comunicado, difundido el 20 de enero, el Ministerio de Medio Ambiente, insistiendo en la importancia de disponer de conocimientos actualizados sobre el emplazamiento geográfico de zonas frágiles, hizo una petición al Instituto polar noruego para actualizar sus cálculos relativos a los contornos de la banquisa.

En virtud de un acuerdo concluido en 2013, el Estado prohíbe cualquier prospección de hidrocarburos en las zonas que bordean los hielos marinos del Polo Norte, un ecosistema fragilizado por las actividades humanas.

Pero bajo el efecto del calentamiento climático, la superficie de la banquisa ártica se ha retractado a lo largo de los años y ha transformado la cartografía de esta región estratégica, que contenía un 30 por ciento de las reservas mundiales de gas, y un 13 por ciento de las reservas de petróleo.